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Voto de Travisloock:
8
6.3
2,821
Drama. Comedia
Paul consigue introducirse hábilmente en el mundo de los marchantes de arte neoyorquinos Ouisa y Flan Kittredge, diciendo ser el hijo de Sidney Poitier. Pero, antes de que empiece a desentrañarse quién es Paul, éste aporta a sus anfitriones mucho más que una simple anécdota para contar en sus fiestas: desencadena una serie de acontecimientos que alterará el curso de sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
20 de noviembre de 2007
57 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas y libros que, de una manera casual, han tenido frases para enmarcar que se me han quedado grabadas a fuego. Estas grandes frases o verdades no suelen ser buscadas, quizás mi atención en ellas se deba a que en ese momento esté viviendo una época en la que se puede extrapolar y traducir esa frase a mi vida. Así, este suceso a veces hace que considere la obra de una genialidad absoluta. Otras tantas, si aún con ello la obra no da para más, no. Pero siempre me acordaré de ellas. En esta crítica he dejado “mi frase” sobre esta película en el spoiler.
“Seis grados de separación” es una pequeña gran película que pocos han visto y menos aún han sabido apreciar. El reparto está muy bien dirigido bajo el trazo de teatralidad que el director quiso preservar del formato original. Will Smith está soberbio y fue valiente apostar por él. Primero, porque su bagaje actoral sólo se limitaba en aquel momento a una serie de comedia adolescente ( El príncipe de Bel Air). Y segundo, porque la historia parte de una premisa que sólo es válida si el personaje de Paul (interpretado por Smith) derrocha carisma, inteligencia y encanto. Si no te lo crees, la trama se derrumba. Will Smith lo resuelve maravillosamente bien. Donald Sutherland está estupendo, y eso nos dejó de sorprender hace tiempo. Mención aparte la actuación de Stockard Channing, de una exquisitez notable que fue valorada con nominación al oscar.
La maestría en la dirección de actores de la que hace gala Fred Schepisi, no sólo se debe a la composición de cada uno de los 3 personajes protagonistas. Quizás se deba más sútil y profundamente, a que transmiten ese microuniverso de newyorkinos acomodados, liberales e intelectuales (también retratados en las películas de Woody Allen y en Eyes Wide shut de Kubrick), muy cercanos ideológicamente a Europa. Mientras, 70 pisos más abajo, en Manhattan, estalla América, con sus virtudes y sus defectos.
(sigue en spoiler).
“Seis grados de separación” es una pequeña gran película que pocos han visto y menos aún han sabido apreciar. El reparto está muy bien dirigido bajo el trazo de teatralidad que el director quiso preservar del formato original. Will Smith está soberbio y fue valiente apostar por él. Primero, porque su bagaje actoral sólo se limitaba en aquel momento a una serie de comedia adolescente ( El príncipe de Bel Air). Y segundo, porque la historia parte de una premisa que sólo es válida si el personaje de Paul (interpretado por Smith) derrocha carisma, inteligencia y encanto. Si no te lo crees, la trama se derrumba. Will Smith lo resuelve maravillosamente bien. Donald Sutherland está estupendo, y eso nos dejó de sorprender hace tiempo. Mención aparte la actuación de Stockard Channing, de una exquisitez notable que fue valorada con nominación al oscar.
La maestría en la dirección de actores de la que hace gala Fred Schepisi, no sólo se debe a la composición de cada uno de los 3 personajes protagonistas. Quizás se deba más sútil y profundamente, a que transmiten ese microuniverso de newyorkinos acomodados, liberales e intelectuales (también retratados en las películas de Woody Allen y en Eyes Wide shut de Kubrick), muy cercanos ideológicamente a Europa. Mientras, 70 pisos más abajo, en Manhattan, estalla América, con sus virtudes y sus defectos.
(sigue en spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
- Es un error que “El guardian entre el centeno” sea un libro obligado para los estudiantes adolescentes. El libro trata sobre la adolescencia, y es cuando se ha pasado por ella cuando puede comprenderse y alabar su grandeza. – Dice el personaje de Will Smith.
Unos meses antes de ver la película había leído “El guardian entre el centeno”. Me maravillé con esta frase puesto que yo lo había leído con 23 años. Me gustó mucho. Consideré que tenía toda la razón de una manera taxativa. No buscaría más lecturas de este libro. Ese era el secreto que guardaba. Y pasó el tiempo.
Hace unos meses, navegando por Internet, entré en un foro sobre el libro. Eran chavales y chavalas de secundaria que daban su opinión sobre él. Les gustaba mucho, pero decían que el lenguaje de Holden Caulfield era muy ordinario. Además, todos insistían que al final nadie le dice al protagonista “a donde van los patos de Central Park cuando el lago se ha congelado”. Me maravillé en la insistencia y la importancia que le daban, al igual que Holden Caulfield, a los patos de Central Park, pues yo que leí el libro a los 23 ni me dí cuenta. Quizás realmente J.D.Salinger escribió el libro para los adolescentes. Y que la muerte de la infancia reside en dejar de preguntarse donde van los patos de Central Park. Ahora ya no estoy tan seguro de que “el guardian entre el centeno” sea un libro destinado a los adultos. Quizás recuperemos nuestra infancia volviendo a preguntarnos por los patos, no lo sé. Vuelvo a estar hecho un lío.
Unos meses antes de ver la película había leído “El guardian entre el centeno”. Me maravillé con esta frase puesto que yo lo había leído con 23 años. Me gustó mucho. Consideré que tenía toda la razón de una manera taxativa. No buscaría más lecturas de este libro. Ese era el secreto que guardaba. Y pasó el tiempo.
Hace unos meses, navegando por Internet, entré en un foro sobre el libro. Eran chavales y chavalas de secundaria que daban su opinión sobre él. Les gustaba mucho, pero decían que el lenguaje de Holden Caulfield era muy ordinario. Además, todos insistían que al final nadie le dice al protagonista “a donde van los patos de Central Park cuando el lago se ha congelado”. Me maravillé en la insistencia y la importancia que le daban, al igual que Holden Caulfield, a los patos de Central Park, pues yo que leí el libro a los 23 ni me dí cuenta. Quizás realmente J.D.Salinger escribió el libro para los adolescentes. Y que la muerte de la infancia reside en dejar de preguntarse donde van los patos de Central Park. Ahora ya no estoy tan seguro de que “el guardian entre el centeno” sea un libro destinado a los adultos. Quizás recuperemos nuestra infancia volviendo a preguntarnos por los patos, no lo sé. Vuelvo a estar hecho un lío.