La verdad es que Netflix se cubre de gloria con las películas que produce, mientras que en las series hay un poco de todo en las películas no acaba de acertar y todas son entre malas y deplorables.

Aquí dan el do de pecho en lo negativo, una publicista tiene que ir a España a firmar un contrato con una marca de sangría. Para que no se aburra se le unen dos amigas con la idea de pasar unos días en Barcelona. La película carece de guión (al menos yo no he sido capaz de pillarlo) el caso es que acaban en Ibiza intentando liarse con un DJ.

La película no es una historia de amor, ni es una comedia, ni hace gracia, ni emociona, ni entiendes muy bien la sucesión de escenas. En medio aparecen MA Silvestre y Jordi Molla que no sabes muy bien que pintan.

Es mala hasta en las localizaciones, esta rodada en Serbia y Croacia, salvo un par de planos aéreos de Barcelona e Ibiza. El trío protagonista merece un 0 y el resto no merecen ni cobrar por el papel

Por favor ahorrensela.