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España España · barcelona
Voto de avanti:
6
Intriga. Comedia El promotor Justin Price ayuda a su novia Vanessa a deshacerse del cadáver de su ex-marido, muerto en su casa. Cuando un periodista de investigación amenaza con chantajear a Justin, él la mata. Episodio Nº68 de Colombo. Aunque Colombo tiende a ser definida o considerada como una serie de TV, nunca fue una serie propiamente dicha. Exceptuando la presencia recurrente del personaje principal, no presenta ninguna de las características de ... [+]
27 de mayo de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Columbo: Columbo likes the nightlife (Colombo: A Colombo le gusta la noche) es un telefilm dirigido por Jeffrey Reiner en 2003, quinto de la decimotercera temporada, sesenta y nueve y, último de la serie, pilotos incluidos, cerrando así el ciclo iniciado en 1968. El promotor Justin Price (Matthew Rhys) junto al prestamista Tony Galper (Carmine Giovinazzo), consiguen ultimar los detalles para la inauguración de la gran discoteca.

Un plano general de la vivienda de Vanessa (Jennifer Sky), actriz de series televisivas con no demasiado éxito, recibe la inesperada visita de Tony Galper su ex marido, con la desagradable sorpresa al conocer la relación sentimental que esta mantiene con su socio. Un altercado entre ambos, filmado con picados, subjetivo y algún contrapicado, provoca la muerte accidental de su ex. Avisado su prometido del fatal incidente, deciden ocultar el hecho hasta haber conseguido un préstamo en curso de la victima del que depende la inauguración final del negocio.

Linwood Coben (Douglas Roberts) es un paparazzi extorsionador y oportunista que se aprovecha de la situación mediante información privilegiada, a lo que Justin deberá poner solución. Fiel a la tradición, el realizador muestra al espectador los acontecimientos que derivarán en una salida violenta del problema mostrándonos al perjudicado y su consecuencia posterior: la intervención del teniente Colombo (Peter Falk).

Breves escenas enlazadas nos lleva junto al detective hasta las pistas del caso, haciendo que tome alguna precaución extra en el caso que le ocupa, clasificado inicialmente como suicidio. La aguda observación de Colombo en el lugar de los hechos, le lleva a otras conclusiones distintas después de relacionar las pistas encontradas en los archivos personales del paparazzi, momento a partir del cual Justin y Vanessa observados por Colombo, procurarán desvincularse de los acontecimientos a toda costa reflejando mediante algunos primeros planos la creciente intranquilidad de ambos.

Algunas presiones, ajenas inicialmente al caso, invitan a Colombo a encontrar la solución en el asesinato de Tony Galper, expresado por el rudo mensajero Freddie (Steve Schirripa), de la manera más amable posible. El detective recoge el mensaje quedando aclarada la relación del difunto con el sector más oscuro de la mafia local entre expresivos primeros planos y algún plano subjetivo del enviado.

Así las cosas y, tras recibir sabios consejos sobre el tema que le ocupa, nuestro detective completa su última investigación en la serie mediante la exhibición de tecnología punta en la acción que pondrá al descubierto el caso de la discoteca, habiendo llegado hasta su solución con la ayuda de, entre otros, el vecino de Vanessa, Sean Jarvis (John Finnegan), el gran secundario que junto al teniente Colombo tiene posiblemente el más amplio repertorio de apariciones a su cargo.

Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en dos ocasiones y a un sobrino suyo (de Colombo) en una ocasión.

Epílogo

Sr. Colombo: Su desgarbada apariencia entre realidades contrastadas jamás fue un problema para dar con los culpables de homicidios aunque fuesen de libro, ni siquiera los vanidosos resistían frente a sus astucias haciendo caer a indisimulados narcisistas con ayuda de sus huellas hábilmente dejadas como si de cabos sueltos se tratase que, junto a su distraída sabiduría en estado puro, le permitía unir las piezas de cualquier puzzle mediante su experimentada percepción irreductible ante cualquier personaje ya fuese una jamona o un carcamal entre las bambalinas de cualquier plató, de cualquier teatro, incluso de cualquier quirófano, aderezando la situación con sal y pimienta esperando resultados cual fisgón a la expectativa y la esporádica aportación de alguna hiedra venenosa entre un peligroso y espiritoso buqué como si de un invasivo e inesperado visitante se tratase, subliminando así el momento más desprevenido incluso para las inteligentes computadoras ante cualquier tipo de prueba humana o infalible artimaña con chándal que, de manera determinante junto a sus personales observaciones sin asomo de soberbia por su parte, pero con mucha tozudez, componía sus mapas de los hechos con, en ocasiones, delicadas intromisiones en vidas ajenas plagadas de humildad facilitando así la solución de algún entuerto que otro entre los esporádicos invitados utilizando la aguda pericia y algo de magia entre convidados y recomendados con alguna inesperada torpeza entre afectos que parecía perjudicar su CI entre preclaros y gentiles personajes junto a unos excelentes scaloppine de ternera reconfortando así sus apetitos entre, en ocasiones, exasperante presencia en vidas ajenas con tanto control emocional que en ocasiones debía de ponerse sus propios límites ¡y nada más!, ayudado esporádicamente por un nada fiable sexto sentido que le convertía en escurridizo detective entre argucias, ruborizándose en ocasiones a pesar de sus dotes de gran conversador entre pinceladas de vivos colores que rememoraba en ocasiones a viejos amigos entre algún frugal tentempié en el que los pensamientos, además , fluían hacia su querida familia, lo que no le desviaba su atención profesional hacia complejos casos de ludópatas campando libremente por complejos residenciales o clases de inestables estudiantes que junto a posibles desajustes de salud y la incombustible bebida manipulada han aportado sorprendentes soluciones animales donde el tiempo se esfumó o voló entre sospechosas muestras de cariño hacia usted percibiendo testarudez y algo más, haciéndole recelar protegiéndose entre la estrategia y la desconfianza de algún funerario que hiciese afinar su oído a la hora de escuchar demasiadas notas musicales nublando en ocasiones su particular percepción de las cosas, pero siempre atento a completar, a despejar sus dudas preguntándose por una cosa más.
avanti
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