Solvente producción norteamericana centrada en los días anteriores a la colosal Operación Overlord que tenía como objetivo el desembarco de las tropas aliadas en las costas francesas ocupadas por el ejército alemán, cuya defensa era responsabilidad del Mariscal Rommel.

La cinta comienza con el nombramiento de Eisenhower (también llamado Ike) como Comandante Supremo de las tropas de los Aliados, elegido entre otros candidatos como Patton. “Ningún ser humano en la historia ha tenido el poder que pide usted ahora. Ni César, ni Alejandro, nadie… nunca” le dice Churchill.
Se centra en la planificación de la estrategia a seguir, las distintas alternativas que se manejaban (el general Montgomery era partidario de abrir un corredor por Holanda hasta Berlín), las variables (cuándo actuar en función de la meteorología), etc.

Está contada en todo momento desde el punto de vista de Ike, como figura militar y personal, ante la excepcional toma de decisiones. Se suceden las reuniones, los análisis, las previsiones. Eso sí, no hay escenas de acción, todo es estrategia y planificación.
La parte técnica está muy bien cuidada, desde la fotografía hasta la ambientación.

Tom Selleck realiza una buena actuación, muy sobria, muy metido en su papel, resulta creíble ante la magnitud de la responsabilidad que decide asumir. Una de sus grandes preocupaciones serán las bajas, especialmente las fuerzas aerotransportadas (divisiones 83 y 101, sobre todo) y que sólo hubiera un único mando para evitar discrepancias y errores (intenta convencer a De Gaulle).

Aunque no aporta nada nuevo que no se sepa (todo está en los libros o en la propia Wikipedia), cuenta con la ventaja de ser muy asequible para el gran público. No se detiene en detalles demasiado específicos (sí en las condiciones climáticas, la resistencia de la arena ante el peso de los tanques,…). No hay que ser un entendido en la materia para seguirla.
En definitiva, se hace bastante amena y de paso conocemos cómo se gestó este impresionante operativo militar.