Es una divertida comedia que utiliza la polémica entre los partidarios de las bodas gay y lo que no lo son. Tiene todos los ingredientes para agradar: un buen guión con frases y situaciones inteligentes y divertidas, unos buenos actores que si no están para un Oscar al menos hacen su trabajo perfectamente, música agradable y ambientación muy a la americana. Esto último, que podría ser una objeción, no lo es para mi si me pongo a pensar en tantas y tantas comedias americanas que me han hecho la vida agradable en muchos momentos. El guión esta pensado para que los homofóbicos abran sus mentes aceptando a todo el mundo con sus preferencias sexuales y los homosexuales recobren en muchos casos su dignidad de personas y dejen de hacer de bichos raros. La dirección esta realizada de tal manera que no deja ni un atisbo de vulgaridad y no recurre a la manifestación externa de los estereotipos homosexuales. En conjunto hay que agradecer que no se ataque a la familia, ni a la religión, ni a ningún estamento de la sociedad, ni siquiera a los políticos, y se limita a hacer una reivindicación en buena lid por los derechos del matrimonio gay. Y el final, aunque lo hayas visto en muchas comedias, produce ese pequeño pellizco de sensibilidad que indica que todavía estás vivo y con ilusiones, y dispuesto a luchar.