El ser humano es un injusto morador de ésta planeta: odiamos a estos entrañables "bichejos" de ocho patas desde tiempos inmemoriales. Es tal el pavor y asco que producen, que cualquier persona que no conozca a estos bichos a fondo, es incapaz de entender su importancia en la evolución del planeta: el artrópodo es el ser más antiguo del planeta, cuya evolución ha sido prácticamente nula. Ya en su misma aparición, poseían una perfección estructural insólita: son el perfecto depredador que ayuda a regular las plagas. Son inmunes a la radiación, no sufren cáncer y las fibras de sus telas son uno de los materiales más fascinantes del mundo: son prácticamente indestructibles. Los venenos de sus queliceros, se usan para desarrollar cientos de medicamentos, (se ha llegado a postular posibilidad de estudiar su ADN y RNA con el fin de desarrollar potentes antígenos.

Aquí en España disponemos de las Lycosidae o "arañas lobo" muy comunes por la zona de Sanabria. Son inofensivas y, que yo recuerde, no hay ni un sólo reporte de mordedura. Llegándose a confundir su mordedura con la del tábano nocturno.

Las únicas especies realmente agresivas y mortales son la temible Atrax Robustus de Sydney, (la más venenosa del mundo, puede llegar a sobrevivir 48h en letargo bajo el agua esperando a su presa, y sus queliceros tienen forma de daga) y la Phoneutria Nigriventer, (araña bananera del Brasil, escurridiza y ataca en el cuello, cuando el agricultor está posando el racimo en el hombro)