Copia made in Hong-Kong de “El Coloso en Llamas” que ofrece mucho menos de lo que promete. Mientras el original norteamericano era la típica película de Irwin Allen y sus maquetas que basaba todo su encanto en mezclar grandes actores con efectos especiales apabullantes para la época, esta copia made in Hong Kong prefiere ahondar en la psicología de algunas personajes y ofrecernos al mismo tiempo algunas escenas de acción (la mayoría por ordenador) mas efectistas que el original de hace casi 40 años. Los directores de “La Torre del infierno” no son unos novatos en el cine de acción, los hermanos Oxide Pang Chun y Danny Pang (“The Eye”, “The messengers” o “Bankog dangerous”) conocen los gustos del público occidental porque han rodado varias películas en los estados unidos (aunque todas fallidas) e intentan no abusar de interminables diálogos dramáticos (como sucede en el cine oriental) para buscar mayor efectismo, se nota que quieren abarcar mas mercado que le puramente asiático y casi lo consiguen incluso reduciendo el metraje por debajo de las dos horas. Pero no... “La torre del infierno” es una película catastrofista con irregulares efectos visuales, su guión no es una maravilla y sigue al pie de la letra las premisas del cine catastrofista (introducción - presentación de las diferentes victimas – tragedia – desenlace heroico) lo cual siempre es de agradecer, pero no es suficiente porque a este coloso en llamas del siglo XXI también se le ve el cartón piedra. Da el pego y entretiene pero poco más. No todas las historias paralelas funcionan porque en algunas hay un valor dramático añadido que no aporta nada (ya que el dramatismo es el incendio en sí mismo) y además combina algunas escenas de acción modélicas con otras absurdas por lo barato de su resolución. “La torre del infierno” hará las delicias de los consumidores de telefilmes de sábado por la tarde. Desde mi punto de vista lo mejor es como está rodado el fuego, algunas escenas recuerdan la elegancia de “Llamaradas”, sin abusar de la cámara lenta y creando escenarios realmente poderosos (como el primer almacén donde entran los bomberos) pero pronto todo eso queda reducido a humo digital y poco más. Una película catastrofista sin más ambición que la de entretener aunque, a medida que avanza, toda la ilusión por encontrarte ante una puesta al día de “El coloso en llamas” acaba convirtiéndose en una agridulce decepción al darte cuenta que todo esto parece un lujoso telefilme. ¿Entretenida? Por supuesto… y al fin y al cabo ¿Qué es el cine sino entretenimiento? Pero no es una buena película. Es exactamente lo que se espera del cine de acción asiático, algo a lo que no estamos acostumbrados y en cuyo ritmo nos desesperamos (solo hace falta ver ese dramatismo ridículamente alargado en su escena final).