Uno de los largometrajes menores del máximo referente en la historia del cine de la India, Satyajit Ray, realizador que tuviera una muy fructífera carrera durante veinte años, desde mediados de los cincuenta, momento en el que debutó, hasta mediados de los setentas, luego teniendo algunos trabajos de forma más esporádica.

Esa primera etapa de su cine -cincuentas y sesentas- es la más relevante y reconocida, incluso el estreno de Mahapurush llegó en medio de dos triunfos a Mejor director en el Festival de Cine de Berlín, en 1964 por Mahanagar (La gran ciudad, 1963) y en 1965 por Charulata (1964). Otra curiosidad de este trabajo es que se estrenó en una tanda doble con Kapurush (El cobarde), ambas apenas sobrepasan la hora de metraje.

El filme tiene como personaje detonador a Birinchi Baba (Charuprakash Ghosh), un hombre santo, una especie de maestro espiritual sincretista con un alto conocimiento teológico, que cuenta con seguidores y que podría ser un embustero. Durante un viaje en tren conoce a Gurupada (Prasad Mukherjee) y a su hija Buchki (Gitali Roy), él no ha encontrado la pasa tras la muerte de su esposa, por eso invita al santo a su casa.

El desarrollo del filme se enfoca en Satya (Satindra Bhattacharya), el joven enamorado de Buchki que buscara por todos los medios establecer una relación con ella, mientras en el camino intenta desenmascarar a Baba, esto con la ayuda de unos amigos. La obra está basada en la historia corta Birinchibaba del escritor Rajshekhar Basu.

Mahapurush se construye como una obra de comedia, que refleja cierta crítica o señalamiento a la cuestión religiosa, específicamente el fanatismo y aquellos ingeniosos que tienen la capacidad total de sacar provecho de esto. Ray expone muestras de su estilo, de la carencia visual y de la condición social de su país.

Mientras que, en el aspecto narrativo, juega de forma interesante en algunos instantes, algún personaje narra mientras va rememorando, se atreve incluso a congelar la imagen durante unos segundos por una situación en particular, e incluso, hay una interesante forma de presentar a los personajes en un árbol genealógico, este ingenio le aporta dinamismo al trabajo.

Con esas virtudes y ciertos gags, la película funciona dentro de lo que propone, una obra pequeña, sin mayores sobresaltos y ambiciones.