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Voto de Peter Gabriel 77:
7
Intriga. Cine negro Segunda Guerra Mundial. Aunque Turquía permanece neutral, Ankara es una ciudad llena de espías e intrigas. Los alemanes planean filtrar mapas falsos que prueben que los rusos están a punto de invadir el país. El americano Joe Barton está involucrado en esta intriga junto a dos agentes: Zaloshoff y su hermana, que quizá sean rusos. Lo que es seguro es que el odioso Coronel Robinson es un nazi. (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenido y adrenalínico, como no podía ser de otra manera tratándose de Walsh en los 40, thriller de espionaje, agentes dobles, esvásticas y todo el aliño que uno espera cuando se sienta a la mesa ante una de estas ensaladas. Tres buenos tomates presiden el banquete; Raft, Greenstreet y Lorre. Raft nunca pasó de tomate cherry, para mi gusto. Manejaba, quizás, uno o dos registros más que, pongamos por caso, el gran Mature, y tenía ese halo turbio y malencarado, cierto carisma, también, que le proporcionó grandes dividendos en el cine negro, antes de que llegara el gorras y, entre dientes y a punta de pistola, le enseñara el camino de la serie B. De todos modos, es un sombrero calado que siempre congratula encontrarse en pantalla. Esta fue su tercera colaboración consecutiva con Walsh, y seguramente la menos brillante del lote, tras La Pasión Ciega y esa otra olvidada oda al speed titulada Alta Tensión, donde daba lo mejor de sí con Edward G. Robinson como compañero de fatigas. Luego están M y el tipo que finalmente averiguó que el material del que están realmente hechos los sueños no es otro que el plomo, ese orondo y entrañabilísimo duo sacapuntas que prolongaron aquí con su reguero de colaboraciones. Siempre he sospechado que compartían agente, que alguien confirme este dato. Sea como sea, ambos están espléndidos, especialmente Lorre, con una de sus típicas y peculiares actuaciones en las que bascula entre la esquizofrenia y la borrachera. Pero aquí, de nuevo, el director es la estrella. Y es que Walsh en los 40 y 50 se armó hasta los dientes de metanfetamina y dejó un legado al mundo francamente memorable. Repasando ahora mismo su filmografía acabo de comprobar que entre finales del 40 y principios del 42 rodó seis películas, con las fosas nasales obturadas, y en ese espacio de tiempo firmó Murieron Con Las Botas Puestas, La Pasión Ciega, Alta Tensión, Gentleman Jim y El Ultimo Refugio. Escalofriante lo de Walsh. Por lo visto dio también muchas puntadas al aire en su carrera pero la mayor parte todavía no he tenido tiempo de devorarlas. Aquí, en una obra que yo situaría en la tabla media de su obra, da de nuevo una clase de frenesí, urgencia narrativa y saber hacer, con uno de esos clásicos arranques de Walsh en los que te sumerge en la acción mientras uno no ha acabado todavía encontrar la postura en el sofá, y alguna que otra secuencia involuntariamente cómica que debió filmar la segunda unidad, como unos tipos saltando de un tren en marcha pero con el tren inmóvil, o la de otro retrocediendo, pistola en mano, ante un Lorre desarmado que amenaza con abalanzarse sobre él. Quizás fuera un guiño cómico a la Walsh porque, a tenor de Big Brown Eyes, película que he visto también esta tarde, una de las pocas comedias que filmó y la única que he visto hasta ahora, entonar Coronel Tejero nunca fue lo suyo. Glande Walsh.
Peter Gabriel 77
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