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Voto de Peter Gabriel 77:
6
Drama Adam White (Montgomery Clift), que quiere conseguir el éxito periodístico a toda costa, se verá obligado a soportar a un cínico editor. Por otra parte, tendrá que superar sus problemas con las mujeres.
24 de julio de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eloy se vino arriba con esta película hace poco y yo esperaba hacer lo propio esta tarde pero no, no pude arrancarla, Eloy, maldito borracho. Y es una pena, por que la película tiene algo, no hay duda, empezando por un guión basado en una obra de Nathaniel West, el tipo que inspiró también Como Plaga De Langosta, película capital del subgénero "fallidas con finales memorables". Lonelyhearts pasa por ser su obra maestra pero dudo que esta película ejerza una buena defensa. Hay una trama original, sí, buenos díálogos y buenos personajes, sí, sí, pero no. Y el máximo imputado aquí es el tal Vincent J. Donehue, el tipo que la dirige como quien filma el spot de una aspiradora. Hacía tiempo que no veía una buena trama y unos actores notables aplastados de esta manera bajo una mirada tan aséptica y tan terriblemente funcional. Incluso dentro de lo funcional hablamos de una mirada ausente, inoperante, aniquiladora. El tal Vicente podría haber optado a protagonizar El Hombre Que Nunca Estuvo Allí pero seguramente el papel le hubiera venido grande. Ni el guión ni los esfuerzos de Clift y Ryan pueden hacer nada ante la mirada perdida de Vicente. Esta fue la primera película que Clift rodó tras el desgraciado accidente que acabaría por llevarle lentamente a la tumba y, curiosamente, aquí realizó, a su juicio, una de sus mejores interpretaciones. No hay que subestimar la mirada mortuoria del tal Vicente y los daños causados a este proyecto, pero es evidente que el trabajo de Clift dista de la calidad de sus papeles más memorables y que Clift espetó esas palabras con un corazón desangrado en la mano, esta experiencia debió ser todo un Everest para él, dadas las circunstancias. Pobre Clift. Uno contempla la nómina de directores con los que había trabajado hasta ese momento y se pregunta si realmente verse obligado a despegar de nuevo en el debut del temible Vicente, un don nadie que llevaba una década fogueándose en la televisión, fue una prueba de fuego demasiado dura, incluso para Jolibud, incluso para el bulevar de los sueños rotos. Pero Clift la superó, y aún tuvo tiempo de regalarnos varios papeles memorables, como el alma torturada de El Baile De Los Malditos, su papel favorito, y, especialmente, el vaquero de Vidas Rebeldes y su impactante irrupción en Vencedores O Vencidos. Por su parte, Ryan está perfecto en su papel de cabrón borracho de cinismo pero también con él Vicente impuso su ley, al igual que con el resto de secundarios. Todos sucumben. Jamás conoció la piedad, Vicente.
Peter Gabriel 77
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