Considerada por algunos críticos mejicanos como una de las mejores adaptaciones de la obra de Juan Rulfo a la pantalla grande, basándose en dos cuentos del volumen El llano en llamas titulados Anacleto Morones y El día del derrumbe, la película cuenta la historia de Anacleto Morones, un santero trashumante que en los años `30 (si bien no se menciona la fecha, Lucas Lucatero, su ayudante, manifiesta haber sido apresado en la Guerra Cristera que tuvo lugar entre 1926 y 1929) se convierte en santón y aprovecha la credulidad de la gente para salir de la miseria.
El personaje está claramente inspirado en El niño Fidencio, un curandero real del norte de México de mucha popularidad por esos años que tuvo su propia serie (El niño santo) y una remake brasileña (El elegido). Con grandes dosis de ironía se adentra en la peripecia de este pícaro descarado para lo que cuenta con una excelente actuación del mítico Emilio "el indio" Fernández como el Niño Anacleto y Alfonso Arau como su ayudante y narrador omnisciente Lucas Lucatero. Estrenada en Buenos Aires en 1973 obtuvo una buena recepción de público ansioso de ver historias que hasta muy poco antes le habían estado vedadas por la rígida censura militar de la llamada Revolución Argentina, asombrándose por los abundantes desnudos de Rosalba Brambila que para la época y en una cinematografía tan pacata como la mejicana eran impensables. Sin duda, uno de esos espectadores fue Hugo Sofovich que uso la figura de Anacleto como inspiración para el personaje del manosanta que popularizara Alberto Olmedo desde 1981 en la televisión y tuvo su versión cinematográfica en 1987 con el título de ésta critica-