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Voto de Lafuente Estefanía:
2
3.6
29
7 de noviembre de 2020
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Sheriff, vaquero, cantante, pistolero, caballero, boxeador ... y vagabundo. Todas estas circunstancias concurren en Matthew Robert (Robbins) que en sus andanzas llega hasta un pequeño rancho donde va a auxiliar a una pobre familia acosada por el malvado de turno.
Y no es mal vaquero, pues advierte pronto que la enfermedad que padecen las vacas es meteorismo por haber comido pastos húmedos (en la obra una especie de calabaceras o bién hojas de roble). La panza se hincha por la fermentación de la hierba mojada y hay que perforar el abdomen con un trocar (Matthew lo hace con su navaja) para que el aire salga cuanto antes.
Sigue spoiler.
Y no es mal vaquero, pues advierte pronto que la enfermedad que padecen las vacas es meteorismo por haber comido pastos húmedos (en la obra una especie de calabaceras o bién hojas de roble). La panza se hincha por la fermentación de la hierba mojada y hay que perforar el abdomen con un trocar (Matthew lo hace con su navaja) para que el aire salga cuanto antes.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pésima interpretación en los principales papeles, con la excepción del abuelo Tom (Wills), como siempre un excelente secundario que se salva de la quema. Los vaqueros adornados con las melenitas y las patillas de rigor en el inicio de los 70, los decorados de andar por casa. Todo en la cinta da una profunda sensación de desinterés. Parece que lo único que importa es buscar la excusa para que Robbins nos endilgue una balada tras otra, solo con su guitarra, haciendo los coros o con su grupo musical que acude en su ayuda para el combate contra los pistoleros del malo. Y a fe que los matan a todos, no se sabe bien si a balas o a baladas.
Y no es que cante mal, no. Ni que nos disguste la música country, que tampoco. Es que la película es un simple vehículo para que Robbins nos enrune a baladas. Y, ya que estamos, dos palabras de este notable compositor que durante los años 50, 60 y 70 del pasado siglo fue uno de los cantantes de country más populares y famosos, con las de 500 canciones en 60 discos, muchas de ellas serán versionadas por Johnny Cash, Grateful Dead o Elvis Presley, que siguen siendo influyentes en el pop contemporáneo.
Pero, claro, una cosa es que cante bien y otra muy distinta ser buen actor, que no lo es en absoluto. El final se salva un poco cuando, fiel a su vagabundaje, se marcha porque "Quiero ver que hay al otro lado de la montaña". Adiós.
Y no es que cante mal, no. Ni que nos disguste la música country, que tampoco. Es que la película es un simple vehículo para que Robbins nos enrune a baladas. Y, ya que estamos, dos palabras de este notable compositor que durante los años 50, 60 y 70 del pasado siglo fue uno de los cantantes de country más populares y famosos, con las de 500 canciones en 60 discos, muchas de ellas serán versionadas por Johnny Cash, Grateful Dead o Elvis Presley, que siguen siendo influyentes en el pop contemporáneo.
Pero, claro, una cosa es que cante bien y otra muy distinta ser buen actor, que no lo es en absoluto. El final se salva un poco cuando, fiel a su vagabundaje, se marcha porque "Quiero ver que hay al otro lado de la montaña". Adiós.