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Voto de Lafuente Estefanía:
6
Acción. Drama. Western Los madereros, cuyo trabajo consiste en transportar los troncos por el río, llegan a una ciudad del alto Mississippi, donde les espera un barco con su casino de juego, en el que reina la hermosa Sequin, que está enamorada de uno de los madereros. Pero también la pretende el rico industrial Beauvais, por lo que surge un conflicto entre los dos hombres. (FILMAFFINITY)
26 de enero de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en los bosques que rodean el alto Mississippi donde cuadrillas de leñadores se dedican con sus hachas y sierras a abatir árboles enormes para dejar limpios los troncos que, manejados por expertos gancheros, flotando en el río llegarán a los grandes aserraderos que esperan aguas abajo.
No estamos propiamente ante un western. De hecho creemos que no aparece ni una pistola ni se dispara un solo tiro. Peleas si, pero que se sustancian con los puños. Y aquí, lógicamente, llevan las de ganar los leñadores. Otra cosa es el dinero, que acaba siempre en las tabernas y en el casino fluvial, "Queen River", que controlan la bella y dominante Sequin ("River Lady", De Carlo) y el atildado y poco escrupuloso Beauvais (Duryea), o bien en las manos de las grandes empresas madereras que están acabando con los modestos aserraderos, como el que gestionan el forzudo Dan Corregan (Cameron) y la resuelta Stefanny Morrison (Carter).
Y aquí precisamente está la clave argumental, la lucha de los pequeños empresarios madereros contras los grandes trusts monopolistas. Negocios que andan revueltos con los imprescindibles amores y desamores. De hecho la cinta por momentos parece un auténtico melodrama.
Lo mejor para nosotros es la idea general de la obra. Mostrar la forma de vida de aquellas gentes que pasaban el invierno en la soledad de las montañas, malviviendo en cabañas, aislados de la civilización durante meses, esperando el deshielo para iniciar el descenso y la llegada a las ciudades donde gastar en unos pocos días todo el dinero ahorrado. También el terror que sembraban a su llegada, "¡Atranca la puerta que llegan los gancheros!" Un oficio ya desaparecido que cuenta como nadie José Luis Sampedro en su libro "El río que nos lleva". Un oficio duro propio de hombres violentos, si, pero que conocen bien el valor de la solidaridad, pues "Poco puede el ganchero, pero aun hay para el compañero".
Excelentes paisajes y buena interpretación de De Carlo y de Duryea. No podemos decir lo mismo del análisis de la personalidad de los protagonistas que quedan muy desvaídas, muy pobremente expresadas. Tal vez lo más flojo de la película sean los vaivenes que experimentan sus caracteres que nunca quedan explicados con claridad. Esto y el tono lacrimógeno que adopta la obra en algunos momentos demasiado melodramáticos.
En cualquier caso, estamos ante una película interesante que merece la pena ver.
Lafuente Estefanía
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