Media votos
5.5
Votos
11,205
Críticas
182
Listas
14
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de astimegoesby:
7
7.5
14,267
Animación. Comedia. Drama
Champion, que ha sido adoptado por su abuela Madame Souza, es un niño solitario. Cuando ella se da cuenta de que el niño sólo es feliz sobre una bicicleta, lo somete a un riguroso entrenamiento. Años después, Champion ya está preparado para participar en la carrera ciclista más famosa del mundo: el Tour de Francia. Sin embargo, durante la competición dos misteriosos hombres vestidos de negro lo secuestran. Madame Souza y su fiel perro ... [+]
15 de abril de 2009
29 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son muchas las razones que hacen tan singular esta película de animación, si bien podrían resumirse en una sola: que todo en ella es atípico. Acostumbrados como estamos a los ideales hollywoodienses de salud, juventud, fuerza y éxito, todo lo que escapa a estos tópicos llama forzosamente nuestra atención. Lejos de mostrar candor, los guiones de Chomet describen, con grandes dosis de humor negro y filosofía, toda una realidad descarnada e incómoda. Sus silenciosos personajes observan ávidos a su alrededor para solucionar sus problemas con las medidas más sagaces y a la vez desesperadas, dictadas por esa hambre que agudiza el ingenio y que desde el cine mudo convertía al mismo Charlot en una figura entrañable y patética.
Existe en Bienvenidos a Belleville una pureza visual muy semejante a la de las postrimerías del cine mudo, donde no eran raros los ejercicios de audacia narrativa. En el cine, la imagen despliega un lenguaje icónico más apto para la ambivalencia y el juego creativo que el predominio de los diálogos hablados; en consecuencia, Sylvain Chomet decide prescindir de un guión verbal para llevar a su mayor grado de originalidad las posibilidades de un medio que es puro dibujo, demostrando su pericia al describir por medios estrictamente visuales los entresijos de unos personajes que no hablan.
Existe en Bienvenidos a Belleville una pureza visual muy semejante a la de las postrimerías del cine mudo, donde no eran raros los ejercicios de audacia narrativa. En el cine, la imagen despliega un lenguaje icónico más apto para la ambivalencia y el juego creativo que el predominio de los diálogos hablados; en consecuencia, Sylvain Chomet decide prescindir de un guión verbal para llevar a su mayor grado de originalidad las posibilidades de un medio que es puro dibujo, demostrando su pericia al describir por medios estrictamente visuales los entresijos de unos personajes que no hablan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Aunque toma su nombre y su arquitectura de una gran ciudad cercana a Montreal, la idílica Belleville es un trasunto de Nueva York, donde una oronda Estatua de la Libertad da la bienvenida a los inmigrantes. Sin embargo, en este orbe capitalizado no hay lugar para los que no tienen dinero —“No money? Then, no hamburger!”—; nada tiene que ver, entonces, la imagen sofisticada y encantadora que transmitían el cine y la televisión con la cruda realidad. La callada desesperación de Mme. Souza está a punto de tocar fondo cuando, de improviso, la doble mirada al pasado que inauguraba la película —la actuación de las pizpiretas Trillizas de Belleville para las cámaras— haya su correlato con la reaparición del trío de hermanas, ya decrépitas y semiolvidadas, que por casualidad encuentran a nuestros protagonistas y los acogen en su propio submundo urbano.