Flipo con estas cosas, me encantan. Quizás mi opinión no sea objetiva porque como película estamos ante una porquería de proporciones gigantescas, pero como diversión sin más pretensiones merece un sobresaliente.

El argumento es sencillo: un zoólogo captura al Chupacabras y lo embarca sin avisar en un crucero para llevárselo a su laboratorio. Parece que haberlo embarcado en un buque de carga no daría tanto juego, así que nada, el Chupacabra se va de crucero.

Los dos curiosos de turno abren la caja del animal y se desata la carnicería. Hay un par de personajes insoportables que estamos deseando que devore el monstruoso polizón, pero bueno.

Este tipo de cine entretiene, es su objetivo y lo consigue. Te saca un par de carcajadas y ya, misión cumplida.

NOTA: El papel del asistente gay de la vieja rica es sin lugar a dudas el peor trabajo como actor de la historia del cine. Si el señor en cuestión tiene el mismo rango interpretativo que una chancla, lo terminan de hundir los diálogos de anormal perdido y la peluca, que parece que tiene un gato durmiendo en la cabeza. Ojocuidado.