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Voto de McGuffin:
7
6.5
1,645
Thriller. Drama. Acción
La venganza por la muerte de William Medina y el interés en recuperar unos dólares perdidos son el pretexto inicial que une a los protagonistas de este relato. Víctor Peñaranda (Marlon Moreno) y Eusebio Benítez (Óscar Borda) tienen que someterse a las órdenes de ¨El Orejón¨ (Blas Jaramillo), un poderoso empresario devoto de la brujería, deseoso de vengar la muerte de su ahijado (William Medina) y obsesionado por encontrar su dinero. (FILMAFFINITY) [+]
23 de julio de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Luis Alberto Álvarez afirmó que Toro salvaje (Scorsese, 1984) más que ser una película de boxeo, es un filme sobre un hombre que es boxeador, Perro come perro, por la misma línea y alejándose de sus colegas predecesoras, más que una película de cine negro, de gangsters o policíaca, funciona como un filme de personajes definidos con escalpelo, que simplemente pertenecen al mundo del hampa. Su argumento, sencillo por demás, sigue dos vías que se entrecruzan y retroalimentan: el robo de los dólares por parte de Peñaranda (Marlon Moreno) y la venganza de El Orejón (Blas Jaramillo) para con Benítez (Óscar Borda) por la muerte de su ahijado; meras excusas para mostrar en Peñaranda a un hombre enamorado que pone en riesgo su “código profesional” por una mujer a quien el espectador nunca alcanza a conocer y en Benítez a un tipo atormentado que se desintegra poco a poco.
PD: A quien le interese, puede contactarme para facilitarle una entrevista que realicé el año pasado con el guionista Alonso Torres
PD: A quien le interese, puede contactarme para facilitarle una entrevista que realicé el año pasado con el guionista Alonso Torres
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No obstante toda pretensión tiene un precio. Es tan cuidadoso el manejo de los detalles, los pequeños gestos, las expresiones y las reacciones de este par de personajes, que Carlos Moreno, por momentos, deja de lado la recreación de un entorno verosímil que los soporte. A pesar de mostrar vía fotografía, steadycam y dirección de arte una cuidad infernal, sudorosa, sucia y desequilibrada, su recreación del mundo del hampa, que inscribe automáticamente a la película en el género, se queda corta al exponer elementos que desentonan. Aunque la estructura de múltiple persecución que se plantea (El Orejón busca a Peñaranda; Benítez persigue a Peñaranda desde las sombras; Benítez, Peñaranda y Sierra persiguen a los mellizos; El Orejón persigue a Benítez mediante la bruja Iris; Peñaranda anda tras la pista de su esposa; un hombre llama al Hotel El Corso buscando a una tal Adela) resulta interesante, muchas de las cabezas de este corpus en forma de hidra se muestran deformes y mal elaboradas. No se aclaran los móviles de Benítez para asesinar a Medina, ni se ahonda mucho en la personalidad de lo mellizos. El personaje de El Orejón, se torna insoportablemente histriónico, exagerado y por esta misma vía, el recurso del telescopio de su oficina, utilizado para evidenciar su poder y para hacer un seguimiento constante de Peñaranda, resulta artificioso.
Cabría preguntarse entonces, a la luz de estas anotaciones, si Perro come perro sería mejor película si los personajes no se hallaran vinculados al mundo del crimen (que obliga a la inevitable afiliación de genero); ya que las secuencias de la película que más se relacionan con el género son bastante reducidas y la mayoría se dan fuera de campo; una suerte de distanciamiento que obliga a enfocarse en las consecuencias emocionales que acarrean para los personajes y en la relación tácita que se va gestando entre ellos, especialmente en espacios cerrados y claustrofóbicos (el ya mencionado hotel y el carro de Sierra –Álvaro Rodríguez– ) El robo de los dólares no se muestra de manera explícita, las diferentes muertes y ajustes de cuentas aparecen solamente reseñadas en el folletín judicial El Caleño, la secuencia de la motosierra es evidenciada mediante la reacción de los diferentes asistentes a tal evento… en general todo se desplaza a generar reacciones en los personajes –y por extensión en el espectador–. Se diría, tal vez de manera apresurada y atrevida, que Carlos Moreno utiliza el género y parte de sus estructuras, no desde la perspectiva del goce cinéfilo ni con las pretensiones de un esteta de la violencia, sino como mera excusa y motor que catalice, potencie y genere una serie de sensaciones en sus personajes, para después deleitarse registrándolas desde el minimalismo y la sutileza. El autor de Perro come perro, más que dirigir una película de género, dirige al género mismo.
Cabría preguntarse entonces, a la luz de estas anotaciones, si Perro come perro sería mejor película si los personajes no se hallaran vinculados al mundo del crimen (que obliga a la inevitable afiliación de genero); ya que las secuencias de la película que más se relacionan con el género son bastante reducidas y la mayoría se dan fuera de campo; una suerte de distanciamiento que obliga a enfocarse en las consecuencias emocionales que acarrean para los personajes y en la relación tácita que se va gestando entre ellos, especialmente en espacios cerrados y claustrofóbicos (el ya mencionado hotel y el carro de Sierra –Álvaro Rodríguez– ) El robo de los dólares no se muestra de manera explícita, las diferentes muertes y ajustes de cuentas aparecen solamente reseñadas en el folletín judicial El Caleño, la secuencia de la motosierra es evidenciada mediante la reacción de los diferentes asistentes a tal evento… en general todo se desplaza a generar reacciones en los personajes –y por extensión en el espectador–. Se diría, tal vez de manera apresurada y atrevida, que Carlos Moreno utiliza el género y parte de sus estructuras, no desde la perspectiva del goce cinéfilo ni con las pretensiones de un esteta de la violencia, sino como mera excusa y motor que catalice, potencie y genere una serie de sensaciones en sus personajes, para después deleitarse registrándolas desde el minimalismo y la sutileza. El autor de Perro come perro, más que dirigir una película de género, dirige al género mismo.