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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
7
Drama Segunda guerra Mundial (1939-1945). En la Francia ocupada (1940), las autoridades nazis deciden proteger la colección de pintura más valiosa del mundo: el Museo del Louvre. Mientras Jacques Jaujard y el conde Franz Wolff-Metternich se encargaban de cumplir esta misión, grandes ejércitos arrasaban Europa causando inmumerables bajas. (FILMAFFINITY)
4 de junio de 2016
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la hora de escribir este comentario las últimas noticias cuentan que, antes la crecida desmedida del Sena, de seis metros y medio, muchas de las obras del Museo del Louvre están siendo trasladadas para ponerlas a salvo. Paradojas de la vida que el hecho coincida con el estreno en nuestro país de “Francofonia”, que dicho sea de paso, se ha estrenado casi sin promoción y ni siquiera aparecía su cartelera en la página principal entre los estrenos de la semana.
Esta rareza es la última película de Alexandr Sukurov, un autor con muchos títulos en su filmografía, aunque no muy conocido en su totalidad y que por supuesto ni le suena al gran público. Su obra más “célebre” es “El arca rusa”, un virtuoso film a muchos niveles, sobre su fama reside en el apartado técnico.
“Francofonia” nace de un encargo del mismo Museo del Louvre. De entrada es admirable que se encomiende un proyecto a un autor, con plena libertad para ejecutarlo. Por ello, más que un documental al uso, es casi un film experimental, donde se cruzan imágenes documentales y ficción, rodadas en diferentes soportes y en un tono reflexivo, fiel a la línea de su autor.
En apariencia, en este caso no hay virguería técnica que deslumbre, incluso en algunas escenas se “incorpora” la banda de sonido. Su mérito, al menos para mí, reside en barajar la ficción y el documental, mezclando el pasado real, el ficticio y el presente. Si se consigue ver en una sala de cine bien equipada, se podrá apreciar el estupendo montaje de sonido que tiene, como se juega constantemente con ellos sin nunca acaparar un primer plano.
En ella el cuidado reina en toda la película. Me gusta desde sus actores, a su música, al laborioso trabajo fotográfico, su iluminación… pero creo que no llega a un estadio de perfección al que su autor hubiera podido llegar. Quizás por él ocupar “demasiada” presencia. Sus reflexiones en off son interesantes, así como lo que sucede en la historia que se nos narra. Pero él mismo se llega a preguntar si no estará hablando demasiado cansando al espectador. Creo que es un error momentáneo pero que deja al descubierto su “falsa” inseguridad, puede que para humanizar su propuesta ya que sabe que, a parte de arriesgada puede pecar de fría, justo lo contrario que se pretende transmitir. Y es que a quien le canse lo hará en el minuto uno, no va a resistir parte de la proyección a planteárselo cuando lo hace su director.
Aparte de todo esto, Sukurov no duda, es más, está convencidísimo de su elección, que es una de las cosas que más irrita a sus detractores, ya que también se podría entender como prepotencia o vanidad, que puede que también integren su carácter. No lo sé. Pero lo que sí sé es que su intención también me gusta. El señalar la importancia del arte, lo que se plantea y nos plantea me parece casi fundamental, aunque su resultado final parezca minimizarse.
Era John Landis quien recientemente comentaba, y con razón, la podredumbre del cine comercial actual, sin personalidad. Decía que si cambiabas los rollos de alguna película de efectos especiales el público ni lo notaría. Y es que el cine, tanto para subsistir como para renovarse, debe afrontar nuevos desafíos, investigar, contar de manera diferente, no trillar lo siempre, y para ello, aunque se insista lo contrario desde la producción, se requiere un autor. No digo que todo el cine a respetar deba ser de esta manera, en la variedad está el gusto, pero que al menos a los espectadores nos den la opción de, también visionar películas que no sean huecas y que nos pretender vender sí o sí. Hay que ser selectivo, decía también Landis, y es que entre tanto trailer “spoiler” hay películas que ni apetece ver en la tele, meros productos creados para facturar y que en poco tiempo pasan al saco del olvido cual juguete roto. Y este es el caso contrario.
Maggie Smee
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