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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
5
Ciencia ficción. Aventuras. Fantástico En 1987, la NASA envía al espacio profundo la nave de prueba Ranger III. Por una lluvia de meteoritos, la nave se desvía de la órbita planeada y queda a la deriva por quinientos años. Su único ocupante, el capitán William "Buck" Rogers, es hallado en animación suspendida por una nave del Imperio Draconiano, en el año 2491. Una vez descongelado, el confundido Buck se entera que los Draconianos, un pueblo belicoso, planea un ataque e ... [+]
29 de octubre de 2021
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A raíz del éxito de “La guerra de las galaxias”, el guionista y productor Glen A. Larson decidió dar el golpe, tanto en cine como televisión, con “Galáctica” de (1978) y al año siguiente con esta “Buck Rogers. El aventurero del espacio”, aunque su mayor éxito sin duda sería “El coche fantástico”, la serie con David Hasselhoff ya en los años ochenta, y que durante cuatro temporadas fue emitida en todo el mundo. Pero tanto con “Galáctica, el Universo en guerra” como con “Buck Rogers. El aventurero del espacio” repitió la misma fórmula: el episodio piloto colocarlo en salas de cine como si fueran largometrajes, arropados por la Universal, y así lanzar sus series posteriormente.

La jugada salió bien, económicamente hablando, ya que por ejemplo “Buck Rogers. El aventurero del espacio” recaudó en cine más de veinte millones de dólares de la época solamente en Estados Unidos. Creo que entre ambas me quedo con esta última, ya que el desparpajo y el sentido del humor supera a “Galáctica”, que en todo momento pretendía que se la tomaran en serio, y creo que ese fue su mayor error. De ese fallo aprendieron series posteriores de ciencia ficción como por ejemplo “V”.

La figura de Buck Rogers proviene del mundo del cómic en 1928, una creación de P. F. Nowlan, como tira para periódico, y, a pesar de no ser tan conocida entre nosotros, anterior incluso a Flash Gordon.

Los protagonistas son: Gil Gerard fue el guapetón elegido para interpretar al capitán Buck Rogers, todo un machote al que algunos televidentes confundían con Lee Majors, cosa que realmente ocurría y que yo desconocía. Hoy día no elegirían un actor “de pelo en pecho” o le obligarían a depilarse. El vello, para el público norteamericano y esto no es ninguna broma, se ve casi pornográfico. En estos tiempos de estúpida corrección obligada ocurre más que nunca, y ejemplos en el cine hay miles. La malvada princesa Ardala es Pamela Hensley, cuyo físico pareció inspirar a los que seleccionaron a Jane Badler para el personaje de Diana de la serie “V”, y a la cual sacan como si se tratara de un film bíblico o “peplum”, con esclavas que le liman las uñas, le peinan o dándose un baño, aunque no de leche. La tercera en discordia es la coronel Deering (Erin Gray), con un cierto parecido a Lauren Tewes, la que encarnaba a Julie en la serie “Vacaciones en el mar”, aunque sin su cierto estrabismo, que tan atractivo en algunos actores y actrices resultaba para los americanos en el siglo pasado. Eso sí. Afectadas por la era “disco” más que por el género “sci-fi” al que pertenecía la serie, no se escatiman en cardados de la época y pintalabios con mucho “brilli- brilli”, acrecentado todo por la bisutería y adornitos que en la actualidad parecen comprados en una tienda de chinos.

De secundarios, entre otros, Henry Silva, que con esa cara tan característica, siempre hacía de ser inquietante o directamente del malo de turno, Tim O´Connor, o Felix Silla, el que se lleva el más difícil y mejor papel de reparto, el robotito Twinki, que se nota mucho que es un enanito vestido de traje metalizado y que hace un ruidito que, supongo, haría reír a los más pequeños. El “Bidi- bidi- bidi” característico de Twiki parece sacado del tema de “La Cenicienta” de Disney “Bibbidi- bobbidi- boo” y que fue nominada al “Oscar” como mejor canción.

El vestuario fue el utilizado para “Galáctica” y eso se nota en cómo le quedan los uniformes a algunos de sus actores, unas camisetas con pliegues raros y a las que les han puesto en uno de los bíceps un anagrama con un arcoiris, muy bonito, y que hoy día quedarían como un distintivo de “gay friendly”.

En resumidas, dirigida por Daniel Haller con rutinaria profesionalidad, creo que con el tiempo ha ganado en simpatía, como se demuestra en sus títulos de crédito, a lo James Bond, muy “choni”, con el nombre de nuestro héroe en luces blancas y chicas que parecen rondar el orgasmo, y como decíamos al principio, con más desparpajo del que hoy día se ve en ninguna producción, y con unos respetables efectos especiales teniendo en cuenta su presupuesto.

Mero pasatiempo al que no se le puede pedir mucho y que es ideal para ver en compañía con ganas de disfrutar y punto de pitorreo, sin plantearse nada.

Y pasamos brevemente a su spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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