3 minutos y gracias, porque The Memory of Fountain es de esas producciones metafóricas que traspasan la barrera entre querer ser algo especial y serlo por sí misma. Su animación es titánica, pero su pretenciosidad la anula como producción. Está bien, pero en tres minutos tampoco da tiempo a enganchar al espectador y llevarle a unos terrenos que requieren de mucho más rodaje y preparación.

Kim Young-jun triunfa en lo visual, pero no en su "alma".