*De fantasmas y sombras

En las secuencias iniciales, cuyo acompañamiento sonoro es lo único que nos indica con certeza que no estamos ante fotogramas estáticos, Denis Côté parece anunciar un sosegado estudio sobre la presencia y la ausencia humana en el paisaje. Sin embargo, esta tranquilidad se corta abruptamente a través de un hecho trágico, dando paso a la que será la principal línea narrativa de Antología de un pueblo fantasma.

La cinta se mueve durante todo el metraje dentro de una gélida paleta de grises. Coherente con el drama que propone y el escenario en que se sitúan los hechos. Esta decisión además beneficia el escenario fantasmagórico que se sugiere a través de ciertas presencias misteriosas en el pueblo.

Otro refuerzo a la idea de “pueblo fantasma” viene en el juego de la contraluz, este recurso cumple un rol fundamental para exteriorizar el misterio y la sombra que se abre paso en el interior de los habitantes, quienes resultan ser opacos y silenciosos individuos que se encierran en sí mismos.

Esta mirada sobrenatural a un pueblo que se sabe distante con las grandes urbes y ciudades nos habla de un determinismo hermético por parte de la comunidad, ellos que se resisten a la idead de recibir ayuda foránea para asuntos internos son, de manera singular, existencias fantasmales por sí mismas, amotinadas en su rincón del mundo.

*Un relato semi-antológico

Es la muerte de un joven y querido habitante del pueblo lo que Côté usa para empezar a estudiar las características de quienes quedan en este espacio terrenal. Sus inseguridades, vicios, actitudes egoístas y derrotas, o al menos parece existir el impulso por indagar en estos aspectos.

El individualismo narrativo que permea el desarrollo de Antología de un pueblo fantasma hace que no haya una emoción particular, lo cual deriva en una simpatía tibia por los sentimientos de los protagonistas. El enfoque del director roza la indecisión, puesto que pasa de trazar una distancia con respecto a los sentimientos de sus personajes a, de repente, explorarlos superficialmente en algunos tramos que no terminan apoyando el relato colectivo o la mítica de la película.

*La aldea como personaje

Quizá la línea que intenta hilar toda la información es el hermetismo con el que Côté retrata al pueblo protagonista, una comunidad que, en palabras de la alcaldesa, siempre puede solucionar sus problemas sin ayuda exterior.

En este aspecto social se encuentra lo más cercano a un camino argumental armónico hacia el aspecto más trascendental de Antología de un pueblo fantasma. Mirar al pueblo como protagonista esencial es mucho más provechoso que separar los dramas individuales ya que permite una empatía general y un contexto relativamente claro para luego adentrarse en la simbólica sobrenaturalidad que acompaña el helado viento de esta aldea.

*Conclusión

Antología de un pueblo fantasma es una cinta cuyo desarrollo se pierde tratando de cumplir con lo “antológico” de su título, sin embargo, hay valores y decisiones muy interesantes a partir del elegante enfoque que guarda para su faceta sobrenatural. Esta línea narrativa que explora el alma y la soledad del pueblo como si de un personaje se tratase es el relato contundente que vale la pena rescatar, aunque yazca escondido en una confusa telaraña de dramas semi-desarrollados.

Escrito por Andrés Tejada