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Voto de Cinemagavia:
8
Drama Yoko (Atsuko Maeda) es una joven reportera japonesa, cuya personalidad es puesta a prueba cuando viaja a Uzbekistán para grabar el último episodio de su serie de viajes alrededor del mundo. (FILMAFFINITY)
4 de mayo de 2020
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Una exploración íntima de los miedos

El director japonés Kiyoshi Kurosawa es uno de los más importantes del cine contemporáneo a nivel mundial. A menudo sus historias abordan el cine fantástico y el terror desde una óptica única y personal que le acerca más a un cine de tono existencialista que al propio cine de género. Por eso, no debería extrañarnos To The Ends of the Earth, si la vemos como una exploración íntima de los miedos, sin ninguna intervención sobrenatural. Las obsesiones habituales del director se encuentran en la película, pero su manera de abordarlas puede parecer diferente.

Al parecer, la película fue un encargo para conmemorar el aniversario de las relaciones diplomáticas entre Japón y Uzbekistán. Kurosawa, de una oferta tan poco atractiva como esa, extrae oro puro. Y es que To The Ends of the Earth es un drama tan bello como sugerente, tan enigmático como cautivador.

*La soledad en un país distante

En To The Ends of the Earth se nos muestra a una reportera de viajes grabando junto a un pequeño equipo de rodaje un documental sobre Uzbekistán. En primera instancia veremos como el trabajo de la chica es menospreciado por un director bastante despótico que no la valora, solo aprecia una cara bonita. La joven acepta sus exigencias con resignación y fortaleza.

Después veremos que la chica también padece el aislamiento que le produce el estar en un país que no conoce y que no comprende. Mientras camina por sus callejones y mercados, el miedo la invade. Es un miedo irracional a lo diferente, a lo desconocido. No conoce el idioma, ni tampoco sus tradiciones ni su cultura. Se siente terriblemente sola, al borde del abismo. Nunca escucharemos la voz de su novio, con el que intenta contactar frecuentemente. Las secuencias de la cotidianidad de las calles y sus gentes, transformándose en algo peligroso y temible a los ojos de la protagonista, me han recordado mucho a lo que hizo el británico Michael Winterbottom en Génova (2008).

*Huir de lo artificial, buscar lo real

Kurosawa también nos muestra en To The Ends of the Earth un mundo de contrastes. El reportaje que graba el equipo sobre Uzbekistán, se centra en los aspectos más pintorescos y banales del país. No buscan entenderlo, solo mostrar los estereotipos de un turismo verbenero. Por eso, se ofuscan en intentar grabar la pesca de un pez gigante que ni siquiera es seguro que exista o se suben a una atracción de feria que encontrarías en cualquier otro país. Sin embargo, el director se niega a tomar imágenes de museos o teatros que dignificarían el bagaje cultural del país. Según él, eso no interesa a su público.

Es entonces cuando entendemos mejor a esa chica asustada. Su intención es ser cantante y no sabe si lo logrará. Sabemos que tiene una audición clave cuando regrese a Japón. Por ahora debe contentarse con fingir ante la cámara lo bueno que está un arroz que ni siquiera está cocinado. La era de los youtubers e influencers, la era de las apariencias y de la imagen vacía. La chica se siente atrapada en ese mundo artificial, como la cabra que libera del corral, sin capacidad para manejar su destino. Está en plena búsqueda vital, en pleno autodescubrimiento para sentirse ella misma.

*El himno al amor

Kiyoshi Kurosawa ha escogido para el papel protagonista de To The Ends of the Earth a Atsuko Maeda, con la que ya trabajó en Before We Vanish (2017) y Seventh Code (2013). La actriz es también cantante, una idol J-Pop que durante muchos años estuvo en el grupo AKB48. El director le regala dos momentos de lucimiento extraídos directamente del musical clásico, para que pueda interpretar por dos veces, con un sentido dramático distinto, el famoso Hymne à l’amour compuesto por Marguerite Monnot y que popularizó Edith Piaf.

La actriz nos ofrece una interpretación creíble que refleja todos sus miedos interiores. El espectador se irá empapando por esa constante sensación de desasosiego tan característica del cine de Kurosawa. El director filma con delicadeza y con movimientos de cámara muy suaves, una de esas historias que parecen no contar nada y que en realidad tienen mucho que contar.

En uno de lo momentos de la película, uno de los personajes le dice a la protagonista que coja una cámara y grabe lo que vea, que cambiará su perspectiva. Eso es lo que hace Kurosawa con su cámara, cambiar la perspectiva de las escenas que nos ofrece. Tiene el poder para crear sensaciones en el espectador que no se desprenden únicamente de lo que sucede tras la cámara y que lo conectan con su propio yo interior.

*Conclusión

To The Ends of the Earth es la última película del director nipón Kiyoshi Kurosawa. En esta ocasión, se aleja de los fantasmas y elementos sobrenaturales que están presentes en gran parte de su filmografía, para realizar un estudio más íntimo sobre nuestros miedos. Las bellas imágenes que nos ofrece, con la colaboración del fotógrafo Akiko Ashizawa, están siempre inundadas por una extraña sensación de inquietud e incomodidad.

Con la excusa del rodaje de un documental en Uzbekistán, el director reflexiona sobre el distanciamiento que nos produce el choque cultural e idiomático. Y también sobre como el miedo a lo desconocido o la pura ignorancia, nos aísla. Kurosawa realiza un trabajo íntimo y fascinante, desde la sutileza de una historia donde aparentemente no pasan grandes cosas, pero con el convencimiento de que nos regala otra lección de cine y humanidad.

Escrito por Daniel Farriol
Cinemagavia
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