*La lucha por la pareja

Steven Moffat adapta la novela de Audrey Niffenegger, La mujer del viajero en el tiempo, con una serie de seis episodios donde se conoce la relación de Henry y Claire a lo largo de los años. Con un arranque entretenido, en el que se sientan las bases de la estructura de la serie, la presentación podría ir todavía más allá. Por lo cual, necesita de dos episodios para lograr crear una atracción en el espectador en torno a lo que se desea contar en la ficción. Asimismo, cabe recalcar que el planteamiento se realiza desde una ligereza, que se mantiene a lo largo de los seis episodios. En cada uno de ellos se desvelan detalles de la evolución en Henry y Claire, así como sucesos de vital importancia en su pasado en etapas como la niñez y la adolescencia.

Durante los primeros episodios hay un mayor desarrollo en el personaje de Henry, para indagar en el trasfondo del protagonista y comprender cómo se producen esos viajes en el tiempo. En cambio, a partir del cuarto capítulo la balanza se equilibra y se saben más detalles de la vida de Claire, haciendo alusión al título de la serie. Aun así, hay momentos en los que hay una sensación de encontrarse ante un relato más hacia lo sentimental, lo que lleva a repetirse estructuras que ya se habían podido ver antes. Además, hay algunos puntos que pasan algo inadvertidos y se regresa a ellos, pero no de una manera totalmente fluida. En consecuencia, se da una importancia al romanticismo algo excesiva, restando potencia en el suspense y lo fantástico, que podría haber sido un bastión perfecto.

*Química y atracción

Rose Leslie y Theo James son los encargados de protagonizar esta versión de La mujer del viajero en el tiempo. En primer lugar, Theo James tiene un carisma que le permite ser verosímil en la multitud de edades que debe interpretar a lo largo de los distintos episodios. También se puede ver una naturalidad en ese carácter chulesco de su personaje, dado que lo adereza con una personalidad espléndida. En ese sentido, logra seducir a los espectadores. No obstante, en la oscuridad de su personaje se pierde algo más esa energía atrayente, quedando más relegado a un segundo plano. Por ende, podrían haberle dirigido de forma que las diferencias generacionales se sintieran más expresivamente, dado que no luce todo lo que pudiera. Con lo cual, realiza un trabajo artístico notable del que había posibilidades de dar más matices.

Por su parte, Rose Leslie explora una transformación a fuego lento, que otorga mayor realismo a su labor ante las cámaras. No solamente se ve el crecimiento de su personaje durante los episodios, sino que hay detalles que hacen que sea especial verla en pantalla. Se valora que establezca rápidamente una química con James, lo que hace que sea más fácil la ejecución de su papel en pantalla. De esta manera, las distintas etapas por las que transita su personaje están más consolidadas. Únicamente, hay momentos en los que se siente que se queda en un segundo plano, por lo que su interpretación se opaca por la presencia de James. Aun así, Leslie sabe hacer que el espectador se quede con su imagen en la retina. Mención especial a Kate Siegel y Josh Stamberg, que causan ternura en varias secuencias.

*El eterno retorno

La realización artística y técnica de La mujer del viajero en el tiempo causa interés en su primer episodio, desplegando una cotidianidad bien manejada, al mismo tiempo que plantea el apartado fantástico en su personaje protagonista. Los efectos visuales no buscan la espectacularidad, sino darle el mayor realismo posible, por lo que se apuesta por algo más sutil, como ese desvanecimiento sin florituras. A pesar de poder parecer menos espectacular, resulta más efectivo por el tono de la serie que se busca. Por lo cual, la elección de una propuesta menos ilusoria permite dar ese efecto de verdad. Después, la dirección de arte elige espacios con una ejecución efectiva, al crear puntos de anclaje en la trama para favorecer la unión creativa entre los escenarios que se plantean en la serie.

La música tiene un efecto cautivador en varias de sus escenas, da ese efecto sugerente e insinuante que transmite el sello fantástico que hay en el ADN de la historia. Además, hay algunas canciones que terminan por ser fundamentales en la trama, aunque se podrían señalar de una manera más explícita. Luego, el ritmo entre los distintos episodios es sencillo, no se hace pesado a ojos de los telespectadores, lo que muestra una serie que cumple con su función. Por otra parte, el maquillaje consigue crear la ilusión del paso de tiempo, pero chirría en algunos detalles. Aun así, es fundamental para establecer la diferencia de edad más notoria entre las distintas etapas. Sin embargo, hay edades en las que apenas se ven diferencias, lo que dificulta que sea verosímil a nivel visual. En conclusión, la realización técnica establece una buena construcción, que podría haberse exprimido más.

*Conclusión

La mujer del viajero en el tiempo es una serie entretenida, en la que no explota la mente del espectador, pero es agradable de ver. Una vez se entra en el universo, hay ciertas cosas que podrían haberse abordado con mayor potencia, pero mantiene la coherencia narrativa romántica que desea mostrar. Por lo cual, su punto más fuerte es al mismo tiempo el más débil y es el cuidado que tienen por la relación romántica. Después, Rose Leslie y Theo James hacen una pareja estupenda interpretativamente, aunque Leslie presenta una mayor progresión en su personaje. Aun así, los dos logran un buen trabajo.

Por otro lado, la realización técnica gana en la dirección de arte y en el efecto cotidiano que se da a la ficción. Podría mejorar en varios detalles, incluyendo el maquillaje en algunos casos. Una reflexión sentimental del espacio-tiempo que ofrece un viaje amable sin grandes dosis de sorpresa.

Escrito por Diego Da Costa