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Voto de davilochi:
9
6.5
341
Drama
Segunda película de la trilogía dedicada al crepúsculo de los grandes líderes mundiales del siglo XX. Después de abordar la figura de Hitler en "Moloch" (1999), el cineasta ruso se concentra en los últimos días de Vladimir Ilich Ulianov, Lenin. Confinado en una casa expropiada por el estado, convaleciente y preocupado por el desmedido afán de poder de Stalin, el líder bolchevique se lamenta por la situación de la Unión Soviética y ... [+]
19 de abril de 2010
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las dos críticas anteriores no son sino reflejo de la más pura ignorancia, si entendemos ignorancia por desconocimiento en torno a una cuestión concreta o incapacidad para llevar a cabo una interpretación de un documento complejo. El cine de Alexandr Sokurov no es un cine fácil, su apuesta cinematográfica es muy arriesgada, por ello su nombre no trascendirá más allá de unos pocos cinéfilos curados de tópicos grandilocuentes y, por supuesto, deseosos de ver un poco más allá de lo políticamente correcto. El cine de Alexandr Sokurov, a parte de una excelencia en lo técnico supone una valiente superación de todas las barreras y convencionalismos tanto en lo político como en lo histórico. Está claro que su formación como historiador ha sido determinante en su modo de entender el cine y la interpretación de la Historia, no menos claro está el trabajo titánico que ha llevado a cabo antes de elaborar cada una de sus obras maestras: la documentación, la contrastación, la labor de síntesis (no es fácil dilucidar y decidir qué palabras se quiere poner en el Lenin de los últimos días, en esa conversación con Stalin, el objetivo es transmitir la esencia, el balance de una vida decisiva en la transformación del mundo) y, por último, el planteamiento de las escenas para dar a todo lo anterior el perfil adecuado. El trabajo de Sokurov es muy exigente, casi rayano en el perfeccionismo.
Como ya hiciera con Hitler en "Moloch" Sokurov lleva a cabo una humanización de la figura de Lenin. En el mismo comienzo vemos el nivel de degradación física al que ha llegado: tienen que ayudarle a vestirse, desnudo e indefenso ante los hombres; a bañarse; incluso a limpiarse los mocos. Para muchos de los que pasan de paso por la casa resulta sorprendente ver al líder de su Revolución en un estado de tal decrepitud, otros simplemente pasan de largo sin reparar en él. Hubo un tiempo en que para los hombres era inconcebible observar que aquellos a los que seguían a la Tierra eran vulnerables al igual que ellos (las críticas no hacen sino demostrar que para mucha gente sigue siendo así). Pero vemos como Lenin trata de mantener su autoridad y dignidad hasta el último momento, aunque sea ante el reducido círculo que lo acompaña en su exilio interior: no quiere depender de nadie, trata de conservar la entereza. "Puedo. Yo solo. Yo solo" serán algunas de las palabras más repetidas del film.
El film nos muestra el racionalismo a ultranza de Lenin, para el que todo tendría una explicación, desde los fenómenos naturales hasta las relaciones sociales (esto lo vemos en la burla que dedica a su madre por la explicación que ésta daba acerca de las tormentas: el canto de los ángeles). Pero los sueños de la razón generan monstruos. El punto vital de la película está en las reflexiones en torno al papel jugado por el propio Lenin en la historia y los debates en torno a la necesidad de la violencia como acelerador de los procesos históricos.
Como ya hiciera con Hitler en "Moloch" Sokurov lleva a cabo una humanización de la figura de Lenin. En el mismo comienzo vemos el nivel de degradación física al que ha llegado: tienen que ayudarle a vestirse, desnudo e indefenso ante los hombres; a bañarse; incluso a limpiarse los mocos. Para muchos de los que pasan de paso por la casa resulta sorprendente ver al líder de su Revolución en un estado de tal decrepitud, otros simplemente pasan de largo sin reparar en él. Hubo un tiempo en que para los hombres era inconcebible observar que aquellos a los que seguían a la Tierra eran vulnerables al igual que ellos (las críticas no hacen sino demostrar que para mucha gente sigue siendo así). Pero vemos como Lenin trata de mantener su autoridad y dignidad hasta el último momento, aunque sea ante el reducido círculo que lo acompaña en su exilio interior: no quiere depender de nadie, trata de conservar la entereza. "Puedo. Yo solo. Yo solo" serán algunas de las palabras más repetidas del film.
El film nos muestra el racionalismo a ultranza de Lenin, para el que todo tendría una explicación, desde los fenómenos naturales hasta las relaciones sociales (esto lo vemos en la burla que dedica a su madre por la explicación que ésta daba acerca de las tormentas: el canto de los ángeles). Pero los sueños de la razón generan monstruos. El punto vital de la película está en las reflexiones en torno al papel jugado por el propio Lenin en la historia y los debates en torno a la necesidad de la violencia como acelerador de los procesos históricos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Para Lenin, hombre que disfrutó de un inmenso poder y de la posibilidad de remoldear el mundo a su gusto (con todas las comillas que se quiera), desaparecer de repente por un proceso tan natural como la muerte supone un inmenso trauma y quebradero de cabeza. "¿Así que después de que yo muera todo será igual? ¿Saldrá el Sol?", le pregunta a su hermana. Hay un miedo evidente a que la obra a la que dedicó toda su vida se pierda con él. Pero ella trata de mostrarle como la vida seguirá una vez haya muerto, porque no es más que un hombre y no es esencial para que la vida continue. "Sería mejor para la causa seguir vivo". Y es que lo cierto es que a la altura de finales de 1923 y comienzos del 24 quedaba mucho por hacer en Rusia y no había ninguna certidumbre en torno al futuro.
Otra de las cosas que le atormentaba era no haber conseguido el sueño de su vida, el verdadero objetivo de todo revolucionario. "¿Habrá un día en que algo real mueva al pueblo, algo que no sea el miedo o el terror para enseñar a los salvajes a convertirse en humanos?". Se lamenta porque la Revolución no constituye sino una conversión forzosa del pueblo a una nueva autoridad porque éste es incapaz de alumbrar por sí solo sus propias necesidades, su propio camino; por ello requirió de una vanguardia (según la teoría leninista) que le mostrara el camino a seguir. Aquí hay una justificación del empleo de la violencia como método de cohesión de la sociedad y como instrumento para alcanzar los objetivos de la revolución. De hecho compara al pueblo con un niño al decir: "¿Qué hay de malo en darle una paliza a un demonio lleno de salud? Deja trabajar tranquila a la gente seria". Aquí está pidiendo subordinación al pueblo, que se deje llevar y se lamenta afirmando que "El niño debería nacer adulto ya". Y es curioso que este empleo de la violencia sea llamado por Stalin "humanismo", cualquier obstáculo a la Revolución será "reventado a hachazos", no se puede esperar a que "el tiempo lo pudra". Lenin se lamentaba de que los problemas que habían heredado de la autocracia zarista fueran tan graves y profundos como para requerir soluciones drásticas, pero al final concluye que "¡Sólo nos queda la violencia!"
Al final de la película, en sus ya pocos momentos de lucidez comienza a vislumbrar algunos de los errores cometidos, ve que está en gestación el germen de una nueva tiranía: "Nadamos en la abundancia mientras el pueblo muere de hambre". Es en la conversación con su madre en sueños donde alcanza el clímax la película: "No tienes nada en la vida: ni amigos, ni casa propia". "Tengo la Historia". "No, tienes una enfermedad... ¿Porqué vienen a quejarse de ti aquí (en el más allá se entiende)?". "Es la única manera de tratar a esa escoria". "Ven conmigo hijo". "No, aún me queda mucho por hacer". Pero la extensión de su vida sólo era la de un hombre común y lo cierto es que un hombre como Lenin nunca habría tenido suficiente.
Otra de las cosas que le atormentaba era no haber conseguido el sueño de su vida, el verdadero objetivo de todo revolucionario. "¿Habrá un día en que algo real mueva al pueblo, algo que no sea el miedo o el terror para enseñar a los salvajes a convertirse en humanos?". Se lamenta porque la Revolución no constituye sino una conversión forzosa del pueblo a una nueva autoridad porque éste es incapaz de alumbrar por sí solo sus propias necesidades, su propio camino; por ello requirió de una vanguardia (según la teoría leninista) que le mostrara el camino a seguir. Aquí hay una justificación del empleo de la violencia como método de cohesión de la sociedad y como instrumento para alcanzar los objetivos de la revolución. De hecho compara al pueblo con un niño al decir: "¿Qué hay de malo en darle una paliza a un demonio lleno de salud? Deja trabajar tranquila a la gente seria". Aquí está pidiendo subordinación al pueblo, que se deje llevar y se lamenta afirmando que "El niño debería nacer adulto ya". Y es curioso que este empleo de la violencia sea llamado por Stalin "humanismo", cualquier obstáculo a la Revolución será "reventado a hachazos", no se puede esperar a que "el tiempo lo pudra". Lenin se lamentaba de que los problemas que habían heredado de la autocracia zarista fueran tan graves y profundos como para requerir soluciones drásticas, pero al final concluye que "¡Sólo nos queda la violencia!"
Al final de la película, en sus ya pocos momentos de lucidez comienza a vislumbrar algunos de los errores cometidos, ve que está en gestación el germen de una nueva tiranía: "Nadamos en la abundancia mientras el pueblo muere de hambre". Es en la conversación con su madre en sueños donde alcanza el clímax la película: "No tienes nada en la vida: ni amigos, ni casa propia". "Tengo la Historia". "No, tienes una enfermedad... ¿Porqué vienen a quejarse de ti aquí (en el más allá se entiende)?". "Es la única manera de tratar a esa escoria". "Ven conmigo hijo". "No, aún me queda mucho por hacer". Pero la extensión de su vida sólo era la de un hombre común y lo cierto es que un hombre como Lenin nunca habría tenido suficiente.