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Voto de davilochi:
10
5.7
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Animación
Cortometraje soviético creado en conmemoración de la Revolución de Octubre. Cuenta con las pinturas de Petrov-Vodkin, Filonov y Malevich, y con la música de Shostakovich. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eric Hobsbawm fue el genial historiador que acuñó el concepto de corto siglo XX para designar a la anterior centuria. Según éste el inicio del siglo tendría lugar con la Revolución de Octubre, momento en que las banderas rojas se alzaron en el cielo de Rusia y mostraron un nuevo camino posible a todas las masas oprimidas del mundo: "¿Qué es el poder soviético?, ¿cuál es la esencia de este nuevo poder que los pueblos de muchos países no pueden todavía comprender o no comprenderán? La naturaleza de este poder que está atrayendo a mayores y mayores números de trabajadores en todos los países es la siguiente: En el pasado el país fue gobernado, de un modo u otro, por los ricos o los capitalistas. Pero ahora, por primera vez, el país está siendo gobernado por las clases y además, por las masas de aquellas clases que anteriormente el capitalismo oprimió. En este país, en Rusia, por primera vez en la Historia el gobierno es organizado por los obreros y los campesinos para la exclusión de los explotadores y constituye aquellas organizaciones de masas conocidas como soviets y éstos ejercen el poder del Estado". Es fácil suponer lo que un acontecimiento así supuso para el mundo: Moscú se convirtió en un faro para millones de personas a lo ancho y largo del planeta y, en buena manera, esto es lo que intenta mostrar esta cinta de Yuriy Norshteyn a la que me veo obligado a hacer justicia con una crítica favorable dado que, como veo, es una obra que está siendo claramente infravalorada por los usuarios de FilmAffinity.
El tono de la cinta es claramente épico y la combinación entre las imágenes extraídas de las obras nacidas justo después de la revolución con la música de Shostakovich es verdaderamente sublime. Yuriy Norshteyn es un maestro a la hora de encajar música e imagen, dando una nueva dimensión a la música que escoge para sus obras y potenciando las imágenes que componen sus maravillosas obras. Sin embargo he de reconocer que según mi punto de vista aquí se supera, quizás por la trascendencia que un acontecimiento como la Revolución Rusa tuvo para la historia de la humanidad (tanto en lo bueno como en lo malo es inescusable que contribuyó al progreso de la Historia en el más puro sentido de la expresión). Norshteyn sabe captar la trascendentalidad de tamaño instante de tal modo que el conocedor de los hechos y el desarrollo de éstos contiene el aliento ante el abrumador ejercicio de maestría del director.
El tono de la cinta es claramente épico y la combinación entre las imágenes extraídas de las obras nacidas justo después de la revolución con la música de Shostakovich es verdaderamente sublime. Yuriy Norshteyn es un maestro a la hora de encajar música e imagen, dando una nueva dimensión a la música que escoge para sus obras y potenciando las imágenes que componen sus maravillosas obras. Sin embargo he de reconocer que según mi punto de vista aquí se supera, quizás por la trascendencia que un acontecimiento como la Revolución Rusa tuvo para la historia de la humanidad (tanto en lo bueno como en lo malo es inescusable que contribuyó al progreso de la Historia en el más puro sentido de la expresión). Norshteyn sabe captar la trascendentalidad de tamaño instante de tal modo que el conocedor de los hechos y el desarrollo de éstos contiene el aliento ante el abrumador ejercicio de maestría del director.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El film comienza teñido de rojo, simulando la marea de banderas que teñían de rojo todas las reuniones y manifestaciones de los bolcheviques, de tal manera que el rojo se convertiría en todo un símbolo para los movimientos emancipadores de todo el mundo. Inmediatamente después aparece una imagen fría y desoladora (a mí me parece sobrecogedora) de la plaza del palacio de Petrogrado completamente vacía, reflejando el escaso apoyo con que contaba el régimen zarista tras años de desilusiones y desengaños para las clases trabajadoras y el aislamiento del zar respecto a éstos (en este sentido el film viene a ser un tanto desmitificador en tanto que se opone a la intepretación tradicional dada en el cine soviético respecto a la supuesta enconada resistencia a la que tuvieron que hacer frente los bolcheviques en la toma del Palacio de Invierno, nada más lejos de la realidad).
Inmediatamente después el director lleva a cabo un repaso bastante acertado de las peticiones populares básicas que impulsaron e hicieron posible la Revolución, peticiones a las que el Gobierno Provisional de Kerensky no supo responder tras la Revolución de Febrero y de ahí su fracaso: el final de la intervención rusa en la Gran Guerra, odiada por todos los rusos, y un reparto de la riqueza (la mayor parte de la producción de trigo era exportada para financiar el programa de industrialización).
A continuación vemos a las masas y a los marineros de la guarnición de Petrogrado que se unieron a los bolcheviques para derrocar al Gobierno Provisional. Acompañándoles el lema de los bolcheviques: "Todo el poder para los soviets", organización en torno a la que se organizaba el poder y la gestión de las fábricas. Un Lenin rojo señalando el camino a las mareas de bayonetas que desfila ordenadamente hasta convertirse en una marea roja que arrastra a todos los símbolos del antiguo régimen opresor: los plutócratas (siempre representados en ese estilo de los años 20 y 30 con su sombrero de copa, la pajarita y el puro, orondos todos ellos), las fuerzas del orden y la jerarquía de la iglesia ortodoxa (principal representación de las fuerzas de la reacción y responsables del mantenimiento del orden establecido en Rusia al mantener al pueblo ruso en la superstición y la ignorancia). Todos ellos se esconden tras el Palacio de Invierno, lugar donde vive su principal valedor: el zar. Abre y cierra la cinta una imagen de una campesina rusa con un bebe en sus brazos, representación de la gran madre Rusia que amamanta a sus hijos, la cual fue salvada por la Revolución. Y como colofón de esta magistral obra el discurso de Lenin explicando lo que los hechos de Octubre suponían para la humanidad, discurso que he transcrito al inicio de mi crítica.
Una obra única y sobrecogedora, sin lugar a dudas.
Inmediatamente después el director lleva a cabo un repaso bastante acertado de las peticiones populares básicas que impulsaron e hicieron posible la Revolución, peticiones a las que el Gobierno Provisional de Kerensky no supo responder tras la Revolución de Febrero y de ahí su fracaso: el final de la intervención rusa en la Gran Guerra, odiada por todos los rusos, y un reparto de la riqueza (la mayor parte de la producción de trigo era exportada para financiar el programa de industrialización).
A continuación vemos a las masas y a los marineros de la guarnición de Petrogrado que se unieron a los bolcheviques para derrocar al Gobierno Provisional. Acompañándoles el lema de los bolcheviques: "Todo el poder para los soviets", organización en torno a la que se organizaba el poder y la gestión de las fábricas. Un Lenin rojo señalando el camino a las mareas de bayonetas que desfila ordenadamente hasta convertirse en una marea roja que arrastra a todos los símbolos del antiguo régimen opresor: los plutócratas (siempre representados en ese estilo de los años 20 y 30 con su sombrero de copa, la pajarita y el puro, orondos todos ellos), las fuerzas del orden y la jerarquía de la iglesia ortodoxa (principal representación de las fuerzas de la reacción y responsables del mantenimiento del orden establecido en Rusia al mantener al pueblo ruso en la superstición y la ignorancia). Todos ellos se esconden tras el Palacio de Invierno, lugar donde vive su principal valedor: el zar. Abre y cierra la cinta una imagen de una campesina rusa con un bebe en sus brazos, representación de la gran madre Rusia que amamanta a sus hijos, la cual fue salvada por la Revolución. Y como colofón de esta magistral obra el discurso de Lenin explicando lo que los hechos de Octubre suponían para la humanidad, discurso que he transcrito al inicio de mi crítica.
Una obra única y sobrecogedora, sin lugar a dudas.