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Voto de Jordirozsa:
8
Terror. Aventuras. Drama
Octubre de 1918, Primera Guerra Mundial. Giorgio Volli, un joven médico que se ha reincorporado a la vida civil, busca a un grupo de niños de los cuales se ocupaba antes de la guerra. Pronto la búsqueda va a tomar la forma de un juego de escondite con la muerte: Giorgino se encuentra en un viejo orfanato de paredes siniestras y una manada de lobos. Aquí encontrará a la misteriosa Catherine. (FILMAFFINITY)
3 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Giorgino» (1994) es una película francesa dirigida por Laurent Boutonnat, y que él mismo coescribe con Gilles Laurent. El proyecto fue muy ambicioso y arriesgado para el cineasta, quien ya era conocido en la industria de la música como compositor y productor. La realización surgió del deseo de Boutonnat, de dirigir un largometraje y explorar temas más oscuros y profundos que en sus trabajos previos. El presupuesto estimado fue de 80 millones de francos franceses (aproximadamente 12 millones de euros). Este monto fue bastante elevado para una producción gala en la época, lo que implicó un lance financiero importante. La película fue costeada en parte por la productora de Boutonnat, Toutankhamon S.A., así como por inversores privados y el CNC (Centre National de la Cinématographie).
La fotografía se caracteriza por su estilo gótico y lúgubre, que refuerza la temática oscura y misteriosa del «film». La paleta de colores es en gran parte desaturada y fría, lo que evoca la sensación de desolación y melancolía. Los paisajes invernales y nevados capturados por Jean-Pierre Sauvaire («Vidocq», 2001; «Taxi Express», 1998) juegan un papel importante en la creación de esta atmósfera, así como el uso de la luz y las sombras para enfatizar el contraste entre la oscuridad y la claridad, tanto en términos visuales como narrativos. Utiliza una variedad de técnicas de encuadre y composición para destacar la acción en la pantalla y guiar la atención del espectador. Se utilizan encuadres simétricos y líneas de perspectiva para dar una sensación de orden y equilibrio en medio del caos y la desolación.
La banda sonora combina elementos del romanticismo, el impresionismo y la música clásica del siglo XX para crear un ambiente enigmático y emotivo. Las composiciones de Boutonnat incorporan elementos orquestales, corales y hasta algunos electrónicos, lo que resulta en una mezcla ecléctica de sonidos y estilos que abrazan la complejidad de la trama y describen las personalidades atormentadas de las figuras dramáticas.
Los diferentes elementos de la ambientación y los «sets» trabajan en conjunto para sumergir al espectador en el mundo ficticio de la historia y realzar el impacto visual. La película está ambientada en Francia, en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial. Los paisajes invernales y nevados son un componente clave de la ambientación, ya que evocan una sensación de desolación, frío y desamparo que se ajusta perfectamente a la temática y el tono de la historia. Gran parte de la acción tiene lugar en un pequeño pueblo y en el orfanato cercano. El diseño es detallado y atmosférico, con edificaciones que parecen desgastadas y abandonadas, lo que refuerza la sensación de decadencia y desesperanza que impregna todo. El orfanato, en particular, es un lugar cargado de simbolismo, ya que representa tanto el pasado perdido del protagonista como un refugio oscuro y misterioso que oculta secretos y horrores.
Los interiores están cuidadosamente diseñados para reflejar la personalidad y las situaciones emocionales, así como para reforzar la atmósfera gótica de la película. Las habitaciones y los espacios comunes a menudo están oscuros y llenos de sombras, con muebles viejos y deteriorados que sugieren un pasado mejor. Los objetos de decoración y los elementos arquitectónicos, como ventanas enrejadas, puertas talladas y ornamentadas, y techos abovedados, también contribuyen a crear un ambiente siniestro y opresivo.
Los vestuarios es otro aspecto importante de la ambientación y el diseño. Los trajes y accesorios de los personajes reflejan su posición social y su papel en la historia, así como su estado psicoafectivo. Los colores oscuros y desgastados predominan en los atuendos, lo que refuerza la sensación de melancolía y desesperación.
Jeff Dahlgren interpreta a Giorgio Volli, un médico internista atormentado por su pasado y en busca de los niños del orfanato donde trabajaba antes de ir al frente en la guerra. La actuación de Dahlgren muestra una mezcla de vulnerabilidad, determinación y misterio que contribuye a la complejidad de su rol, y de su viaje emocional a lo largo de la película. Tiene labios simétricos y bien definidos que le añaden un toque de belleza y sensualidad. Estos labios expresivos también permiten a Dahlgren transmitir una amplia gama de sentimientos: desde la aflicción y la pesadumbre, hasta la ira y la pasión. Sus ojos tristones y expresivos reflejan la naturaleza atormentada de Giorgio y permiten al espectador identificarse con él. Su cabello es oscuro y ligeramente despeinado, lo que le da un aire de encanto. También posee un cuello y un cuerpo eróticamente atractivos: su tronco desnudo revela un físico tonificado y bien cuidado, lo que añade una dimensión sensual al personaje, y a la película en general.
Catherine (Farmer), es una joven misteriosa que vive en el pueblo y cuya historia parece estar conectada con la desaparición de los niños. A medida que Giorgio se adentra en el enigma, descubre oscuros secretos y horrores relacionados con el orfanato y sus habitantes. Su relación con Catherine también se vuelve cada vez más complicada y ambigua, ya que ambos luchan con sus propios demonios y pasado.
A pesar de su comportamiento errático, Catherine y Giorgio comparten una conexión emocional profunda. Ambos han sufrido traumas en su pasado y se sienten aislados y solos en el mundo. Es posible que Giorgio se sienta atraído por la vulnerabilidad emocional de Catherine y, por ello, quiera ayudarla y protegerla.
El guion es rico en atmósfera y simbolismo, y combina elementos de misterio, romance y horror para crear una historia conmovedora y emocionalmente intensa. La trama se desenvuelve lentamente, permitiendo que la tensión se acumule a lo largo de la cinta. Los personajes están bien desarrollados y sus interacciones y conflictos internos añaden profundidad y complejidad.
Como secundarios, cabe destacar a Joss Ackland («To Kill a Priest, 1989),
La fotografía se caracteriza por su estilo gótico y lúgubre, que refuerza la temática oscura y misteriosa del «film». La paleta de colores es en gran parte desaturada y fría, lo que evoca la sensación de desolación y melancolía. Los paisajes invernales y nevados capturados por Jean-Pierre Sauvaire («Vidocq», 2001; «Taxi Express», 1998) juegan un papel importante en la creación de esta atmósfera, así como el uso de la luz y las sombras para enfatizar el contraste entre la oscuridad y la claridad, tanto en términos visuales como narrativos. Utiliza una variedad de técnicas de encuadre y composición para destacar la acción en la pantalla y guiar la atención del espectador. Se utilizan encuadres simétricos y líneas de perspectiva para dar una sensación de orden y equilibrio en medio del caos y la desolación.
La banda sonora combina elementos del romanticismo, el impresionismo y la música clásica del siglo XX para crear un ambiente enigmático y emotivo. Las composiciones de Boutonnat incorporan elementos orquestales, corales y hasta algunos electrónicos, lo que resulta en una mezcla ecléctica de sonidos y estilos que abrazan la complejidad de la trama y describen las personalidades atormentadas de las figuras dramáticas.
Los diferentes elementos de la ambientación y los «sets» trabajan en conjunto para sumergir al espectador en el mundo ficticio de la historia y realzar el impacto visual. La película está ambientada en Francia, en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial. Los paisajes invernales y nevados son un componente clave de la ambientación, ya que evocan una sensación de desolación, frío y desamparo que se ajusta perfectamente a la temática y el tono de la historia. Gran parte de la acción tiene lugar en un pequeño pueblo y en el orfanato cercano. El diseño es detallado y atmosférico, con edificaciones que parecen desgastadas y abandonadas, lo que refuerza la sensación de decadencia y desesperanza que impregna todo. El orfanato, en particular, es un lugar cargado de simbolismo, ya que representa tanto el pasado perdido del protagonista como un refugio oscuro y misterioso que oculta secretos y horrores.
Los interiores están cuidadosamente diseñados para reflejar la personalidad y las situaciones emocionales, así como para reforzar la atmósfera gótica de la película. Las habitaciones y los espacios comunes a menudo están oscuros y llenos de sombras, con muebles viejos y deteriorados que sugieren un pasado mejor. Los objetos de decoración y los elementos arquitectónicos, como ventanas enrejadas, puertas talladas y ornamentadas, y techos abovedados, también contribuyen a crear un ambiente siniestro y opresivo.
Los vestuarios es otro aspecto importante de la ambientación y el diseño. Los trajes y accesorios de los personajes reflejan su posición social y su papel en la historia, así como su estado psicoafectivo. Los colores oscuros y desgastados predominan en los atuendos, lo que refuerza la sensación de melancolía y desesperación.
Jeff Dahlgren interpreta a Giorgio Volli, un médico internista atormentado por su pasado y en busca de los niños del orfanato donde trabajaba antes de ir al frente en la guerra. La actuación de Dahlgren muestra una mezcla de vulnerabilidad, determinación y misterio que contribuye a la complejidad de su rol, y de su viaje emocional a lo largo de la película. Tiene labios simétricos y bien definidos que le añaden un toque de belleza y sensualidad. Estos labios expresivos también permiten a Dahlgren transmitir una amplia gama de sentimientos: desde la aflicción y la pesadumbre, hasta la ira y la pasión. Sus ojos tristones y expresivos reflejan la naturaleza atormentada de Giorgio y permiten al espectador identificarse con él. Su cabello es oscuro y ligeramente despeinado, lo que le da un aire de encanto. También posee un cuello y un cuerpo eróticamente atractivos: su tronco desnudo revela un físico tonificado y bien cuidado, lo que añade una dimensión sensual al personaje, y a la película en general.
Catherine (Farmer), es una joven misteriosa que vive en el pueblo y cuya historia parece estar conectada con la desaparición de los niños. A medida que Giorgio se adentra en el enigma, descubre oscuros secretos y horrores relacionados con el orfanato y sus habitantes. Su relación con Catherine también se vuelve cada vez más complicada y ambigua, ya que ambos luchan con sus propios demonios y pasado.
A pesar de su comportamiento errático, Catherine y Giorgio comparten una conexión emocional profunda. Ambos han sufrido traumas en su pasado y se sienten aislados y solos en el mundo. Es posible que Giorgio se sienta atraído por la vulnerabilidad emocional de Catherine y, por ello, quiera ayudarla y protegerla.
El guion es rico en atmósfera y simbolismo, y combina elementos de misterio, romance y horror para crear una historia conmovedora y emocionalmente intensa. La trama se desenvuelve lentamente, permitiendo que la tensión se acumule a lo largo de la cinta. Los personajes están bien desarrollados y sus interacciones y conflictos internos añaden profundidad y complejidad.
Como secundarios, cabe destacar a Joss Ackland («To Kill a Priest, 1989),
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
que interpreta al cura del pueblo, la tabernera (Louise Fletcher, la sádica infermera de «Someone Flew Over the Cucoo’s Nest», 1975), y otros personajes del pueblo que desempeñan roles importantes en la revelación de las incógnitas que rodean al orfanato y a Catherine.
«Giorgino» se caracteriza por un ritmo pausado y deliberado, lo que permite que la tensión y el misterio se acumulen a lo largo de la película. La estructura de la narrativa se despliega de manera gradual, permitiendo que los detalles de la trama y los personajes se expongan lentamente al espectador. Esto crea una sensación de anticipación y descubrimiento que mantiene al público interesado en la historia, sobre todo en lo que respecta a la disyuntiva referente a la causa de la muerte de los huérfanos: si fue Catherine, o los lobos que aparecen en las láminas dibujadas por los pequeños.
Las transiciones entre las escenas son a menudo suaves y fluidas, lo que ayuda a mantener la continuidad de la narrativa y a establecer una atmósfera envolvente. El montaje también juega con el tiempo y el espacio de manera efectiva, utilizando elipsis temporales y discretos saltos en el espacio para contar la historia, de manera que no siempre parezca que es de forma lineal.
«Giorgino» está repleto de elementos simbólicos, todos ellos emergentes en forma de «planting» (los lobos, el ahorcamiento, la cabeza decapitada del Cristo crucificado de la iglesia, que el cura se afana a pegar con cola, el vendaje en los ojos al caballo de Giorgio para que éste pueda pasar por determinados sitios, las inyecciones…). Sin embargo, el más singular y apasionante es el de los míticamente temidos cánidos: la presencia de los lobos hasta en el cartel de propaganda bélica que está en la consulta del doctor Jodel, en la primera escena, es un claro indicador de estos «leitmotivs» emblemáticos, que sugiere la idea de que la guerra es un territorio salvaje y peligroso donde los hombres se enfrentan a fuerzas indomables y aterradoras. Esta idea se relaciona con la figura del lobo, que en la película simboliza la naturaleza salvaje y desconocida que los personajes deben enfrentar. En cuanto al «pay-off» del «planting» del lobo en el cartel, así como de todas las menciones e indicios que se le conceden en el transcurso del metraje, se podría argumentar que es la aparición de los lobos en la escena final de la película.
En todo el relato, los referentes simbólicos mencionados, hablan de vectores de la experiencia humana, como metáfora de los instintos primarios y la naturaleza salvaje, y como una representación de la conexión emocional y física entre los personajes; la búsqueda de la verdad, en el proceso del auto descubrimiento (que no todos son capaces de afrontar); la eterna lucha y debate consigo mismo en este proceso; la forma de escapar de la realidad violenta y cruel de la guerra, como en la fiesta de la taberna, en la que ltodos se entregan con pasión y energía: caos, desenfreno y lujuria, una atmósfera de decadencia y peligro; la idea de que el sexo y la pasión pueden ser una forma de resucitar o darle sentido a la vida, dibujada en la escena, intensa y surrealista donde Giorgio se desnuda y penetra a Catherine para reanimarla después de que ella intentara ahorcarse, como respuesta a su fallido intento de salvar a la madre de ella en idéntica situación nada más dar comienzo. Una escena en la que, de forma extraña, uno puede incluso llegar a experimentar el deseo de haber sido a quien tomara el apasionado protagonista.
El éxodo final de los habitantes del pueblo, y la imagen de Giorgio languideciendo en brazos de Catherine, mientras aparecen los lobos en tromba por la colina, y el caballo va al interior de la iglesia, a refugiarse y a beber de la pila de agua bendita, se puede interpretar como una metáfora de la redención y la purificación después de los eventos traumáticos que todos viven, cada cual a su modo, sin excepción, y como una especie de liberación y renovación universal.
«Giorgino» se caracteriza por un ritmo pausado y deliberado, lo que permite que la tensión y el misterio se acumulen a lo largo de la película. La estructura de la narrativa se despliega de manera gradual, permitiendo que los detalles de la trama y los personajes se expongan lentamente al espectador. Esto crea una sensación de anticipación y descubrimiento que mantiene al público interesado en la historia, sobre todo en lo que respecta a la disyuntiva referente a la causa de la muerte de los huérfanos: si fue Catherine, o los lobos que aparecen en las láminas dibujadas por los pequeños.
Las transiciones entre las escenas son a menudo suaves y fluidas, lo que ayuda a mantener la continuidad de la narrativa y a establecer una atmósfera envolvente. El montaje también juega con el tiempo y el espacio de manera efectiva, utilizando elipsis temporales y discretos saltos en el espacio para contar la historia, de manera que no siempre parezca que es de forma lineal.
«Giorgino» está repleto de elementos simbólicos, todos ellos emergentes en forma de «planting» (los lobos, el ahorcamiento, la cabeza decapitada del Cristo crucificado de la iglesia, que el cura se afana a pegar con cola, el vendaje en los ojos al caballo de Giorgio para que éste pueda pasar por determinados sitios, las inyecciones…). Sin embargo, el más singular y apasionante es el de los míticamente temidos cánidos: la presencia de los lobos hasta en el cartel de propaganda bélica que está en la consulta del doctor Jodel, en la primera escena, es un claro indicador de estos «leitmotivs» emblemáticos, que sugiere la idea de que la guerra es un territorio salvaje y peligroso donde los hombres se enfrentan a fuerzas indomables y aterradoras. Esta idea se relaciona con la figura del lobo, que en la película simboliza la naturaleza salvaje y desconocida que los personajes deben enfrentar. En cuanto al «pay-off» del «planting» del lobo en el cartel, así como de todas las menciones e indicios que se le conceden en el transcurso del metraje, se podría argumentar que es la aparición de los lobos en la escena final de la película.
En todo el relato, los referentes simbólicos mencionados, hablan de vectores de la experiencia humana, como metáfora de los instintos primarios y la naturaleza salvaje, y como una representación de la conexión emocional y física entre los personajes; la búsqueda de la verdad, en el proceso del auto descubrimiento (que no todos son capaces de afrontar); la eterna lucha y debate consigo mismo en este proceso; la forma de escapar de la realidad violenta y cruel de la guerra, como en la fiesta de la taberna, en la que ltodos se entregan con pasión y energía: caos, desenfreno y lujuria, una atmósfera de decadencia y peligro; la idea de que el sexo y la pasión pueden ser una forma de resucitar o darle sentido a la vida, dibujada en la escena, intensa y surrealista donde Giorgio se desnuda y penetra a Catherine para reanimarla después de que ella intentara ahorcarse, como respuesta a su fallido intento de salvar a la madre de ella en idéntica situación nada más dar comienzo. Una escena en la que, de forma extraña, uno puede incluso llegar a experimentar el deseo de haber sido a quien tomara el apasionado protagonista.
El éxodo final de los habitantes del pueblo, y la imagen de Giorgio languideciendo en brazos de Catherine, mientras aparecen los lobos en tromba por la colina, y el caballo va al interior de la iglesia, a refugiarse y a beber de la pila de agua bendita, se puede interpretar como una metáfora de la redención y la purificación después de los eventos traumáticos que todos viven, cada cual a su modo, sin excepción, y como una especie de liberación y renovación universal.