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Voto de Jordirozsa:
3
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Terror. Intriga
Carla decide hacerse cargo de su sobrino Corey tras la muerte de su hermana Lane. Cuando visita a su madre para recoger el certificado de nacimiento del crío, esta les cuenta la historia de la malvada hada de los dientes, una maldición que sufre la familia desde que la bisabuela de su madre incumpliera un pacto con el diablo. (FILMAFFINITY)
17 de marzo de 2021
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el preludio tenemos una escena inquietante, de ritmo estresante, que desprende horrror, pánico. Una família intenta salvarse de un ser malvado que la cinta ha sacado de los cuentos populares ingleses para dar miedo a los niños, y para que sea eficaz, hay que mimar con mucho esmero.
Con este inicio, se nos desvela ya una trama, y lo que sigue, el páramo de una casa de campo en una verde campiña inglesa, y la llegada de una mujer con su sobrino a visitar a su madre y al novio de ésta nos da más la expectativa de una telenovela de sobremesa de sábado o domingo tarde, que de lo que sobrevendrá después con el "hada dentista".
Promete en sus incios. El hilo narrativo de la presentación nos transporta más a un drama que a una historia de miedo. Hasta incluso los diálogos y la interpretación parecen decentes, y con los encuadres de fotografía, las secuencias, uno tiene la impresión de que aisistirá a algo interesante.
Louisa Warren va introduciendo al espectador en el clima misterioso de la historia sin atropellos, y sin sustos baratos. Pero le falta garra, y poco a poco va flojeando la puesta en escena, la interpretación de los actores, y el guión en sí mismo, que da tan poco de sí, que después de haber empleado un buen rato de metraje en poco más que en lo superficial, la eficacia de la atmósfera se diluye, y deja todo el montaje al desnudo.
Un hilo narrativo insulso, la creciente torpeza en acabar de conducir al público al clímax del terror, diálogos de besugos y un apático trabajo de dirección, dan al traste con la receta más pronto de lo que uno espera. Hasta tal punto, que se agradece que sólo dure 96 minutos (y aún así demasiado): un desarrollo errático que, a cada secuencia que pasa, agota todos los recursos; que no es que no sepa encontrarlos y/o utilizarlos, sinó que da la impresión de que no quiere. De modo que no acaba sirviendo, ni para puro entretenimiento.
Las actuaciones muestran sólo algunos momentos lúcidos, así como algunos encuadres de fotografía y efectos de la partitura, que para pescarlos y apreciarlos hay que remover como en una sopa de albóndigas con muy pocas y diminutas de éstas.
Con este inicio, se nos desvela ya una trama, y lo que sigue, el páramo de una casa de campo en una verde campiña inglesa, y la llegada de una mujer con su sobrino a visitar a su madre y al novio de ésta nos da más la expectativa de una telenovela de sobremesa de sábado o domingo tarde, que de lo que sobrevendrá después con el "hada dentista".
Promete en sus incios. El hilo narrativo de la presentación nos transporta más a un drama que a una historia de miedo. Hasta incluso los diálogos y la interpretación parecen decentes, y con los encuadres de fotografía, las secuencias, uno tiene la impresión de que aisistirá a algo interesante.
Louisa Warren va introduciendo al espectador en el clima misterioso de la historia sin atropellos, y sin sustos baratos. Pero le falta garra, y poco a poco va flojeando la puesta en escena, la interpretación de los actores, y el guión en sí mismo, que da tan poco de sí, que después de haber empleado un buen rato de metraje en poco más que en lo superficial, la eficacia de la atmósfera se diluye, y deja todo el montaje al desnudo.
Un hilo narrativo insulso, la creciente torpeza en acabar de conducir al público al clímax del terror, diálogos de besugos y un apático trabajo de dirección, dan al traste con la receta más pronto de lo que uno espera. Hasta tal punto, que se agradece que sólo dure 96 minutos (y aún así demasiado): un desarrollo errático que, a cada secuencia que pasa, agota todos los recursos; que no es que no sepa encontrarlos y/o utilizarlos, sinó que da la impresión de que no quiere. De modo que no acaba sirviendo, ni para puro entretenimiento.
Las actuaciones muestran sólo algunos momentos lúcidos, así como algunos encuadres de fotografía y efectos de la partitura, que para pescarlos y apreciarlos hay que remover como en una sopa de albóndigas con muy pocas y diminutas de éstas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lo más lamentable es la esperpéntica e irrisoria aparición del monigote dentista, que como mucho podrían conseguir asustar a los niños y a algunos preadolescentes palomiteros. E incluso éstos últimos seguramente se reirían a carcajadas ante la figura del harapienta hada (la madre disecada de Norman Bates era más efectista que eso): un personaje de ópera bufa que, lo dicho, causa por encima de todo un efecto hilarante propio del Freddie de Elm Street en sus últimas entregas, o del torpe enmascarado de "Scariy Movie".
Si los más jóvenes que pueden ver la película son los quinceañeros en Inglaterra, pues poco asustará la espantapájaros esa, cuya voz (no sé como será en doblaje, yo la vi en 'inglis') ya despierta la risa al más deprimido. A aquellos a los que les dé aprensión eso de las muelas, mejor no pierdan el tiempo con este filme, ni por puro morbo.
Y como en toda historia de maldiciones, brujas, lobos u hombres lobo, vampiros y demás especímenes de este género de fauna, para cargarse al monstruito ( en este caso la monstruita) o protegerse de ella, parece ser que en vez de crucifijos y balas de plata, aquí lo que funciona es el azúcar y las "chuches". Lo que ya resulta bastante mosqueante: ya ahí es cuando uno se da cuenta del tono infantil y más bien satírico del asunto. Y en el colmo del desparpajo del pilla-pìlla final, en el que acabamos siempre en este tipo de moldes, se ventilan a la sujeta malvada con pistolas de agua azucarada (ya no se estila el "mágnum" de Harry el Sucio o la Walter PPK del 007)
En fin, que me quedo con la duda de si realmente he visto una película de terror o una comedia. Pero bueno, de haber podido sacarle más jugo a la cosa, la gracia ya está hecha, y con ella las libras esterlinas de Su Majestad británica habrían sido mejor invertidas en un anuncio de pasta dentrífica.
Si los más jóvenes que pueden ver la película son los quinceañeros en Inglaterra, pues poco asustará la espantapájaros esa, cuya voz (no sé como será en doblaje, yo la vi en 'inglis') ya despierta la risa al más deprimido. A aquellos a los que les dé aprensión eso de las muelas, mejor no pierdan el tiempo con este filme, ni por puro morbo.
Y como en toda historia de maldiciones, brujas, lobos u hombres lobo, vampiros y demás especímenes de este género de fauna, para cargarse al monstruito ( en este caso la monstruita) o protegerse de ella, parece ser que en vez de crucifijos y balas de plata, aquí lo que funciona es el azúcar y las "chuches". Lo que ya resulta bastante mosqueante: ya ahí es cuando uno se da cuenta del tono infantil y más bien satírico del asunto. Y en el colmo del desparpajo del pilla-pìlla final, en el que acabamos siempre en este tipo de moldes, se ventilan a la sujeta malvada con pistolas de agua azucarada (ya no se estila el "mágnum" de Harry el Sucio o la Walter PPK del 007)
En fin, que me quedo con la duda de si realmente he visto una película de terror o una comedia. Pero bueno, de haber podido sacarle más jugo a la cosa, la gracia ya está hecha, y con ella las libras esterlinas de Su Majestad británica habrían sido mejor invertidas en un anuncio de pasta dentrífica.