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Drama
Richard Nixon fue uno de los presidentes más controvertidos de los EE.UU. Mientras que para algunos representó, a raíz del Caso Watergate (1973), lo peor de la democracia americana; para otros fue un gran estadista que contribuyó a poner fin a la Guerra Fría. (FILMAFFINITY)
24 de marzo de 2008
67 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente el presidente de los Estados Unidos que peor prensa ha tenido entre la población mundial ha sido Richard Nixon, hasta la llegada de George Bush junior, claro está.
Sin embargo su análisis histórico, fuera de ideologías, no deja lugar a dudas que lo hizo mejor de lo que algunos sugieren.
Nixon fue un posibilista y siempre creyó que el sistema mundial no era posible controlarlo por nadie, ni siquiera por el presidente de los Estados Unidos. Su política fue mucho menos radical de lo que se pretende vendernos.
Limó todo tipo de asperezas con los soviéticos –con Kennedy se estuvo más cerca que nunca del holocausto nuclear-, reconoció a China y se entrevistó con Mao, retiró progresivamente tropas de Vietnam y fue él el que puso final técnicamente a la participación norteamericana.
Su política interior estuvo marcada por su profunda convicción en contra de los segregacionistas –Nixon nunca fue racista como he llegado a leer- y su política en gasto social fue la mayor que hasta entonces hizo un presidente de los Estados Unidos. Además perdió unas elecciones de forma al menos irregular –tanto o más que las de Al Gore- y no recurrió jamás para no poner el peligro el país.
Incluso tuvo un acto final que le dignifica, renunciar, algo que en España no se lleva, y más teniendo en cuenta que los mismos militares le ofrecieron una especie de golpe de estado a lo que él se opuso en todo momento.
Con todos mis respetos, Richard Nixon fue siempre un hombre moderado del partido republicano, y que comparado por ejemplo con Ronald Reagan o George Bush es poco menos que el Ché Guevara.
Pero le tocó vivir un momento complicado, el nacimiento y despertar del antimiliarismo y del hipismo, y a estos les parecía fachas cualquier cosa, hasta Torrebruno disfrazado de mayorette.
En lo estrictamente cinematográfico, “Nixon” es una película irregular, normal en una producción de su duración. La película tiene cuatro elementos narrativos principales. La parte privada, en la que entraría su infancia y las difíciles relaciones con su esposa. La política internacional, con Vietnam como pieza angular. Las protestas y revueltas populares de la época, como consecuencia de lo anterior. Y el Watergate, que es una historia que se va introducción a lo largo de toda la película.
Sin embargo su análisis histórico, fuera de ideologías, no deja lugar a dudas que lo hizo mejor de lo que algunos sugieren.
Nixon fue un posibilista y siempre creyó que el sistema mundial no era posible controlarlo por nadie, ni siquiera por el presidente de los Estados Unidos. Su política fue mucho menos radical de lo que se pretende vendernos.
Limó todo tipo de asperezas con los soviéticos –con Kennedy se estuvo más cerca que nunca del holocausto nuclear-, reconoció a China y se entrevistó con Mao, retiró progresivamente tropas de Vietnam y fue él el que puso final técnicamente a la participación norteamericana.
Su política interior estuvo marcada por su profunda convicción en contra de los segregacionistas –Nixon nunca fue racista como he llegado a leer- y su política en gasto social fue la mayor que hasta entonces hizo un presidente de los Estados Unidos. Además perdió unas elecciones de forma al menos irregular –tanto o más que las de Al Gore- y no recurrió jamás para no poner el peligro el país.
Incluso tuvo un acto final que le dignifica, renunciar, algo que en España no se lleva, y más teniendo en cuenta que los mismos militares le ofrecieron una especie de golpe de estado a lo que él se opuso en todo momento.
Con todos mis respetos, Richard Nixon fue siempre un hombre moderado del partido republicano, y que comparado por ejemplo con Ronald Reagan o George Bush es poco menos que el Ché Guevara.
Pero le tocó vivir un momento complicado, el nacimiento y despertar del antimiliarismo y del hipismo, y a estos les parecía fachas cualquier cosa, hasta Torrebruno disfrazado de mayorette.
En lo estrictamente cinematográfico, “Nixon” es una película irregular, normal en una producción de su duración. La película tiene cuatro elementos narrativos principales. La parte privada, en la que entraría su infancia y las difíciles relaciones con su esposa. La política internacional, con Vietnam como pieza angular. Las protestas y revueltas populares de la época, como consecuencia de lo anterior. Y el Watergate, que es una historia que se va introducción a lo largo de toda la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El resultado es descompensado no cabe duda, hay partes muy buenas y otras mediocres. Diálogos portentosos y otros casi ridículos como cuando Nixon habla con los manifestantes bajo los pies de la estatua a Lincoln.
Se insiste en demasía en la obsesión de Nixon por Kennedy, que ni mucho menos fue tanta. Es más creo que el que siempre ha estado obsesionado por Kennedy es Stone, y lo proyecta hacia Nixon para autopsicoanalizarse.
Su relativo fracaso –sobre todo de público- es debido a que camina por terreno de nadie. Para los miembros de la familia Nixon y sus seguidores la película es una dura crítica –denunciaron a Stone- y una vergüenza ante todas las calumnias que se vierten ante el 37º presidente de los Estados Unidos. En cambio para los izquierdistas del globo, la película es indulgente, y nos ofrece una imagen salvífica de un personaje que es para ellos el diablo.
Ni una cosa ni otra, “Nixon” es un fascinante recorrido cinematográfico por la vida de uno de los personajes políticos más interesantes de la posguerra en el mundo y que Stone supo analizar en caliente –había fallecido un año antes-, y que está destinado a paladares exigentes que entiendan de algo más que de sensiblería cursi romanticona y de frikis con armas automáticas que dicen tacos gratuitamente.
“Nixon” es cine adulto, en una época, en la que los propios adultos ya no lo son.
Se insiste en demasía en la obsesión de Nixon por Kennedy, que ni mucho menos fue tanta. Es más creo que el que siempre ha estado obsesionado por Kennedy es Stone, y lo proyecta hacia Nixon para autopsicoanalizarse.
Su relativo fracaso –sobre todo de público- es debido a que camina por terreno de nadie. Para los miembros de la familia Nixon y sus seguidores la película es una dura crítica –denunciaron a Stone- y una vergüenza ante todas las calumnias que se vierten ante el 37º presidente de los Estados Unidos. En cambio para los izquierdistas del globo, la película es indulgente, y nos ofrece una imagen salvífica de un personaje que es para ellos el diablo.
Ni una cosa ni otra, “Nixon” es un fascinante recorrido cinematográfico por la vida de uno de los personajes políticos más interesantes de la posguerra en el mundo y que Stone supo analizar en caliente –había fallecido un año antes-, y que está destinado a paladares exigentes que entiendan de algo más que de sensiblería cursi romanticona y de frikis con armas automáticas que dicen tacos gratuitamente.
“Nixon” es cine adulto, en una época, en la que los propios adultos ya no lo son.