Película sobre un ex-boxeador al que la vida no para de darle palos (mata accidentalmente a su cuñado, muere su mujer, debe dinero, su hijo está enfermo del corazón,...) y que como última solución a sus problemas deberá participar en el campeonato irlandés gitano de boxeo sin guantes (sí, no me lo invento). Intentar una reflexión seria sobre esta película es una irresponsabilidad por el simple hecho de que es imposible tomársela en serio. El guión es un cruce entre un culebrón de sobremesa y el enésimo retorno de Rocky, los actores están totalmente pasadísimos de rosca (ahora los comento por que no tienen desperdicio), los combates son lo más falso que he visto en mi vida, los intentos de conmover al espectador no pasan de eso, intentos, y la trama se estira para llegar hasta las dos horas, cuando con 80' hubiese tenido de sobra.
Ahora lo de los actores. El protagonista es un Michael Madsen que me imagino tenía algunas facturas pendientes y por eso aceptó el papel, porque está claro que su implicación en la peli es la de llevárselo crudo. Luego tenemos al gran Vinnie Jones, que como personaje "malvado" es un chiste en si mismo. Y para acabar con las “estrellas” tenemos a un Richard Chamberlein que debe estar bastante contento con el plato de lentejas (no creo que pida más) que le dieron por su papel de viejo entrenador. Además tenemos al crío hostiable de turno y al peor actor de la historia encarnando al amigo-ahijado del protagonista. Pero a pesar de todo esto, o mejor dicho, gracias a todo esto, me lo pasé realmente bien. Si a los 5 minutos ya estaba riéndome de unas situaciones cercanas a la parodia, rayando con la vergüenza ajena, con el combate final ya simplemente estaba descojonado ante la mirada atónita de la gente que se sentaba a mi alrededor. Así debéis entender que aunque la peli sea de lo peor que he visto en una sala de cine, no puedo menos que aprobarla y darle un merecido 5.