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Voto de Donald Rumsfeld:
2
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Acción. Thriller. Fantástico
Después de que otro incidente internacional involucre a Los Vengadores, causando varios daños colaterales, aumentan las presiones políticas para instaurar un sistema que exija más responsabilidades y que determine cuándo deben contratar los servicios del grupo de superhéroes. Esta nueva situación dividirá a Los Vengadores, mientras intentan proteger al mundo de un nuevo y terrible villano. Tercera entrega de la saga Capitán América. (FILMAFFINITY) [+]
10 de octubre de 2016
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que bella parece la Tierra al contemplarla desde la Luna. A la altitud suficiente se torna opalina, la atmósfera viste su silueta de un fulgor irisado, los ribetes de vida se inscriben en su superficie en forma de majestuosas pinceladas de blanco celeste, de amarillo evanescente, de azul marino. Es simplemente perfecta: esférica y estática, frágil y colosal. Y limpia. Muy limpia. Jodidamente limpia. Desde la estratosfera sus mares acidificados de plástico flotante se vuelven impolutos, y su aire corrompido (para la vida) baila inocentemente en eternos círculos concéntricos. Desde allí ya no hay lugar para el hambre, el exterminio, las armas y o los cientos de millones de toneladas de basura que nuestra civilización simplemente excreta como resultado de su peculiar fisiología. Desde allí la Tierra no es más que una hermosa canica que aguarda impaciente los más audaces proyectos de geoingeniería.
Richard Branson (aka Iron man) que estás en los cielo, elévanos contigo, perdona nuestros pecados y acógenos en Marte cuando esta pequeña canica se vaya definitivamente a tomar por culo. Amén.
Desde la altura suficiente 190 bases militares en el extranjero petadas de armamento nuclear (aka escudo antimisiles…) o todas esas innumerables intervenciones en el extranjero, incluyendo financiación paramilitar y golpes de estado, no son nada más que un esfuerzo altruista por mantener la paz.
Paz por la fuerza, reza el lema del auténtico Capitán América, el portaviones más poderoso de de los EUA, el Ronald Reagan. Y nadie se tira por la borda.
Desde la altura suficiente, digamos que desde una altura adecuadamente disneyniana, los eficientes drones que dejan caer bombas inteligentes y asesinan poblados enteros de mujeres y niños no son más que heroicos protectores de la paz, y las propias victimas poco más que daños colaterales.
A ver si nos entendemos; esos (pocos) asesinatos por acción y esos otros (muchísimos más) por omisión, no son el resultado de la unión de la tecnología y un proceso burocrático tan deshumanizador como el que se pudo dar en la Solución Final. Ni tampoco el resultado de una maquinaria que hace tiempo que no está bajo el control de nadie pero que de hecho nos controla a todos, son una decisión perfectamente racional y rebosante de humanidad, en la que tras sopesar cuidadosamente los elementos que intervienen en la ecuación y tras minimizar los “costes” que supondrá la operación, se elige el curso de acción. Y las víctimas, perdón, los daños colaterales (aka “recursos humanos”) son sencillamente inevitables.
He aquí el mantra: Vivimos en el mejor de los mundos posibles, los tipos que están ahí arriba (es decir, al frente de Wall Street o el Ibex 35) y sus lacayos (publicistas, muchos políticos, periodistas e ingenieros; Hollywood al completo) saben lo que hacen, controlan lo que sucede y toman las decisiones única y exclusivamente pensando en el bien común. A veces un fallo de logística genera pequeños contratiempos: Chernobyl, Fukushima… 2º Guerra Mundial, Guerra fría… crisis financieras, “reformas” estructurales… colapsos de ecosistemas… un minúsculo aumento de las temperaturas… Nada grave, si acaso todos esos problemillas sólo sirven para poner a prueba la grandeza del ser humano, al fin y al cabo siempre hemos sabido como sobreponernos a la adversidad y controlar la naturaleza. Es lo que hacemos. Es lo que somos.
¿O ya habéis olvidado Tomorrowland?
Richard Branson (aka Iron man) que estás en los cielo, elévanos contigo, perdona nuestros pecados y acógenos en Marte cuando esta pequeña canica se vaya definitivamente a tomar por culo. Amén.
Desde la altura suficiente 190 bases militares en el extranjero petadas de armamento nuclear (aka escudo antimisiles…) o todas esas innumerables intervenciones en el extranjero, incluyendo financiación paramilitar y golpes de estado, no son nada más que un esfuerzo altruista por mantener la paz.
Paz por la fuerza, reza el lema del auténtico Capitán América, el portaviones más poderoso de de los EUA, el Ronald Reagan. Y nadie se tira por la borda.
Desde la altura suficiente, digamos que desde una altura adecuadamente disneyniana, los eficientes drones que dejan caer bombas inteligentes y asesinan poblados enteros de mujeres y niños no son más que heroicos protectores de la paz, y las propias victimas poco más que daños colaterales.
A ver si nos entendemos; esos (pocos) asesinatos por acción y esos otros (muchísimos más) por omisión, no son el resultado de la unión de la tecnología y un proceso burocrático tan deshumanizador como el que se pudo dar en la Solución Final. Ni tampoco el resultado de una maquinaria que hace tiempo que no está bajo el control de nadie pero que de hecho nos controla a todos, son una decisión perfectamente racional y rebosante de humanidad, en la que tras sopesar cuidadosamente los elementos que intervienen en la ecuación y tras minimizar los “costes” que supondrá la operación, se elige el curso de acción. Y las víctimas, perdón, los daños colaterales (aka “recursos humanos”) son sencillamente inevitables.
He aquí el mantra: Vivimos en el mejor de los mundos posibles, los tipos que están ahí arriba (es decir, al frente de Wall Street o el Ibex 35) y sus lacayos (publicistas, muchos políticos, periodistas e ingenieros; Hollywood al completo) saben lo que hacen, controlan lo que sucede y toman las decisiones única y exclusivamente pensando en el bien común. A veces un fallo de logística genera pequeños contratiempos: Chernobyl, Fukushima… 2º Guerra Mundial, Guerra fría… crisis financieras, “reformas” estructurales… colapsos de ecosistemas… un minúsculo aumento de las temperaturas… Nada grave, si acaso todos esos problemillas sólo sirven para poner a prueba la grandeza del ser humano, al fin y al cabo siempre hemos sabido como sobreponernos a la adversidad y controlar la naturaleza. Es lo que hacemos. Es lo que somos.
¿O ya habéis olvidado Tomorrowland?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Ok, quizás estéis pensando que no siempre, que ha habido muchas civilizaciones que han caído antes que nosotros, que ha habido no sé cuantas extinciones masivas y que básicamente estamos aquí de milagro. Error. Dios te puso aquí. ¿Verdad? Y el pasado está pasado. ¿Verdad?; además, entonces eran mucho más idiotas que nosotros. ¿Verdad? Y no tenían nuestra tecnología ni nuestros conocimientos. Y buff, todo lo que sabemos, ¿eh? Yo tengo tres discos duros llenos de información sobre la reproducción sexual humana. Os puedo asegurar que ningún dinosaurio visualizo jamás tan tremebunda sucesión de orgasmos fingidos. Es más, aunque puede que yo sea un poco idiota qué puede ir mal cuando los tipos más poderosos e influyentes son personas de la talla de Steve Jobs, Richard Branson o Bill Gates. ¿Verdad?
Desde aquí anuncio en exclusiva (y para tres pelagatos) el nacimiento de un nuevo tipo de héroe. El Friki. Iron Man, Mr. Robot, Batman, joder, desde la versión lúdica de Big Bang Theory a la dramática de Breaking bad pasando por un aluvión de películas biográficas nominadas a todas las categorías. La tecnología es la nueva religión. El ingeniero, su profeta. El Dow Jones, Dios. Sus milagros favoritos se llaman operación en coma flotante y algoritmo de alta frecuencia, y se manifiestan en forma de iPhone y efecto visual de última generación.
Make believe.
El ingeniero, sí, el primer lacayo del economista “experto” al frente de cualquier compañía de Wall Street. El ingeniero, sí, ese tipo tan inteligente cuyo conocimiento superespecializado y demoledora productividad laboral le permite ver allí donde los demás vamos a tientas, diseñar instrumentos que satisfagan plenamente las necesidades de sus amos o (intentar) manipular la sociedad y la Tierra como al más refinado jardín versallesco. El ingeniero y sus bondades se merecían (al menos desde la época de Watt) un lugar en nuestra sociedad a la altura de su superinfluencia y sus superpoderes. Ahora, por fin, Hollywood, siempre dispuesto a venderse, se ha embarcado en la loable de tarea de cantar a la plebe las virtudes de tan osados visionarios. Puede que sean un tanto psicópatas y puede que tengan problemas muy serios, entre les cuales, más allá de su visión reduccionista de todo proceso, quizá destace un profundo odio a la sociedad y un desprecio de lo social, pero como molan los iPhones. Casi tanto como el traje de Iron Man ¿Verdad?
Así, hermanos, no debéis de temer ante el mal omnipresente en el extranjero; o ante la presencia satánica disuelta en el mar y las capas altas de la atmósfera. Porqué Iron man y el Capitán América siempre estarán ahí dando lo mejor de sí mismos, ya sea interviniendo en el extranjero o subvencionando las más alocadas ideas para poner un aire acondicionado al planeta entero. Vosotros simplemente relajaos y disfrutad del espectáculo. Que todo va fenomenal.
Porque todos ellos tienen familias tan entrañables como la tuya y, a pesar de su superior inteligencia y conocimientos, hablan, sienten y tienen exactamente los mismos problemas y preocupaciones que todo cajero del Mercadona que se precie. Por eso ellos sí saben lo que hay que hacer. Y la palabra clave es avari...eficiencia.
Así pues, hermanos, estad tranquilos, propagaros eficientemente y pagad vuestras cuotas, ahorrad y luego iros (preferiblemente en avión) a veranear a Eurodisney. Donde podréis visitar la última atracción de Iron man. En familia. Donde por unos instantes vosotros también podréis disfrutar de lo que se siente al ser Richard Branson. Con familia. Y si aún no os lo podéis permitir simplemente mirad cualquiera de la Marvel, eso sí, no os olvidéis de pedir una coca-cola king-size, vale.
Desde aquí anuncio en exclusiva (y para tres pelagatos) el nacimiento de un nuevo tipo de héroe. El Friki. Iron Man, Mr. Robot, Batman, joder, desde la versión lúdica de Big Bang Theory a la dramática de Breaking bad pasando por un aluvión de películas biográficas nominadas a todas las categorías. La tecnología es la nueva religión. El ingeniero, su profeta. El Dow Jones, Dios. Sus milagros favoritos se llaman operación en coma flotante y algoritmo de alta frecuencia, y se manifiestan en forma de iPhone y efecto visual de última generación.
Make believe.
El ingeniero, sí, el primer lacayo del economista “experto” al frente de cualquier compañía de Wall Street. El ingeniero, sí, ese tipo tan inteligente cuyo conocimiento superespecializado y demoledora productividad laboral le permite ver allí donde los demás vamos a tientas, diseñar instrumentos que satisfagan plenamente las necesidades de sus amos o (intentar) manipular la sociedad y la Tierra como al más refinado jardín versallesco. El ingeniero y sus bondades se merecían (al menos desde la época de Watt) un lugar en nuestra sociedad a la altura de su superinfluencia y sus superpoderes. Ahora, por fin, Hollywood, siempre dispuesto a venderse, se ha embarcado en la loable de tarea de cantar a la plebe las virtudes de tan osados visionarios. Puede que sean un tanto psicópatas y puede que tengan problemas muy serios, entre les cuales, más allá de su visión reduccionista de todo proceso, quizá destace un profundo odio a la sociedad y un desprecio de lo social, pero como molan los iPhones. Casi tanto como el traje de Iron Man ¿Verdad?
Así, hermanos, no debéis de temer ante el mal omnipresente en el extranjero; o ante la presencia satánica disuelta en el mar y las capas altas de la atmósfera. Porqué Iron man y el Capitán América siempre estarán ahí dando lo mejor de sí mismos, ya sea interviniendo en el extranjero o subvencionando las más alocadas ideas para poner un aire acondicionado al planeta entero. Vosotros simplemente relajaos y disfrutad del espectáculo. Que todo va fenomenal.
Porque todos ellos tienen familias tan entrañables como la tuya y, a pesar de su superior inteligencia y conocimientos, hablan, sienten y tienen exactamente los mismos problemas y preocupaciones que todo cajero del Mercadona que se precie. Por eso ellos sí saben lo que hay que hacer. Y la palabra clave es avari...eficiencia.
Así pues, hermanos, estad tranquilos, propagaros eficientemente y pagad vuestras cuotas, ahorrad y luego iros (preferiblemente en avión) a veranear a Eurodisney. Donde podréis visitar la última atracción de Iron man. En familia. Donde por unos instantes vosotros también podréis disfrutar de lo que se siente al ser Richard Branson. Con familia. Y si aún no os lo podéis permitir simplemente mirad cualquiera de la Marvel, eso sí, no os olvidéis de pedir una coca-cola king-size, vale.