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Voto de virtanenn:
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Animación. Fantástico. Terror
Existe un juego famoso entre los niños de Japón, parecido al escondite pero muy peligroso, ya que guarda un terrible secreto. Según un rumor, hay un misterioso juego del Escondite en el que sus participantes nunca salen con vida. Ahora, un par de chicos quieren comprobar si es verdad o no... (FILMAFFINITY)
15 de junio de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe en Japón una ciudad abandonada donde se practica un juego secreto y terrible. El juego de O-to-ko-yo. Los niños que se atrevan a participar deberán seguir unas pistas ocultas que los conducirán al lugar donde comenzará el juego. Deberán ser siete, cubiertos sus rostros con máscaras de zorro. Bueno, en realidad deberán ser ocho: uno de ellos, el que “la lleva”, ya les estará esperando allí cuando lleguen…
Kakurenbo es la palabra japonesa para el juego del escondite. Pero el O-to-ko-yo no es un juego del escondite normal, porque se dice quienes lo juegan nunca regresan.
A pesar de lo que pueda parecer, Kakurenbo: Hide and Seek no es una película de terror ni creo que pretenda serlo. No tiene momentos de “sobresalto” ni situaciones de tensión psicológica prolongada. Así que más allá de su ambientación lúgubre y tétrica, no tiene nada de terrorífico.
El mediometraje está animado con la técnica del cell-shading. Esto quiere decir que toda la cinta está hecha en 3D, pero renderizada de manera que parezca que está dibujada a mano. El resultado es de una gran calidad visual.
La historia puede parecer pobre, pero si se rasca un poquito (ver spoiler) se encontrará una bonita metáfora sobre la modernización de Tokio a costa de la pérdida del patrimonio cultural japonés.
Kakurenbo es la palabra japonesa para el juego del escondite. Pero el O-to-ko-yo no es un juego del escondite normal, porque se dice quienes lo juegan nunca regresan.
A pesar de lo que pueda parecer, Kakurenbo: Hide and Seek no es una película de terror ni creo que pretenda serlo. No tiene momentos de “sobresalto” ni situaciones de tensión psicológica prolongada. Así que más allá de su ambientación lúgubre y tétrica, no tiene nada de terrorífico.
El mediometraje está animado con la técnica del cell-shading. Esto quiere decir que toda la cinta está hecha en 3D, pero renderizada de manera que parezca que está dibujada a mano. El resultado es de una gran calidad visual.
La historia puede parecer pobre, pero si se rasca un poquito (ver spoiler) se encontrará una bonita metáfora sobre la modernización de Tokio a costa de la pérdida del patrimonio cultural japonés.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Las secuencias finales son la clave para la compresión de la película. El Oni principal (el zorro de nueve colas del poster) “posee” al último niño superviviente de cada edición de Otokoyo, convirtiéndose en “el que la lleva” de la siguiente edición. En japonés, la palabra Oni (demonio) designa también a “el que la lleva” en el juego del escondite.
En la torre de energía del centro de la ciudad pueden verse las hileras de nichos que contienen a todos los niños que han jugado al Otokoyo, remontándose hasta la primera vez que se jugó. La inocencia de los niños alimenta las luces de neón de la ciudad, símbolo de la pérdida de las tradiciones culturales japonesas.
En la torre de energía del centro de la ciudad pueden verse las hileras de nichos que contienen a todos los niños que han jugado al Otokoyo, remontándose hasta la primera vez que se jugó. La inocencia de los niños alimenta las luces de neón de la ciudad, símbolo de la pérdida de las tradiciones culturales japonesas.