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España España · Granada
Voto de Yanpol64:
9
Intriga. Cine negro Un delincuente de Nueva York, Nick Bianco (Victor Mature) es herido y arrestado durante el asalto a una joyería. Tras ser condenado, el fiscal Louis D'Angelo (Brian Donlevy) le ofrece conseguirle la libertad condicional, si le entrega los nombres de sus compinches. Bianco se debate entre la lealtad que debe a sus compañeros de fechorías y el deber que tiene para con su esposa y dos hijas... pero deberá tomar una decisión. (FILMAFFINITY)
2 de diciembre de 2013
67 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
He vuelto a ver El beso de la muerte y me ha parecido aún mejor que hace años. Los verdaderos clásicos incluso mejoran con el tiempo, sobre todo, naturalmente, si se ven en versión original. Los actores de reparto, como en toda obra maestra, son creíbles, veraces y convincentes. Sólo el decepcionante final -con una precipitada narración en off, que ya sobra desde el mismo comienzo de la película- estropea la que hubiera sido mi valoración máxima.

Engancha desde el principio con un inquietante suspense (¡ese maldito ascensor!) que no requiere de aspavientos ni trucos para ser intenso; e igualmente emocionan ciertos momentos melodramáticos con una elegante contención narrativa y expresiva... semejantes en eso al adusto rostro de Víctor Mature. Éste hace un papel magnífico como Nick Bianco, a pesar del sambenito de su torpe hieratismo: comunica más con los movimientos de sus pupilas que cualquier otro posible actor carismático, que hubiera estropeado la esencia del personaje.

Brian Donlevy interpreta con estilo y credibilidad a su personaje policial, al igual que Taylor Holmes a su convincente abogado mafioso. Por supuesto, Richard Widmark está genial, y casi todos aceptamos que el psicópata al que da forma – Tommy Udo- merece un puesto más elevado aún en la iconografía del cine negro. Pero lo curioso es que casi nunca se menciona apenas el estupendo papel de Coleen Gray, cuyos besos de vida –a pesar de las sombras de muerte- están cargados de ternura, de tenacidad y erotismo. Sin necesidad de subrayar sensualidades exageradas el guión deja vislumbrar la intensidad de su deseo: siempre estuvo enamorada de Bianco y los besos que él le da la ponen tan cachonda que hasta se marea. Besos de vida húmeda, a pesar de la sequedad amenazante...

El guión de Ben Hetch y Charles Lederer (los mismos de la fantástica Luna Nueva de Howard Hawks) es magnífico, pero queda algo estropeado por esa moralina ejemplarizante (sobre todo en off) forzada por la manipuladora censura de la época. La fotografía de Norbert Brodine también está en la línea del mejor cine negro. Y la verdad es que Henry Hathaway dirige todas las escenas con una fuerza contenida, un pulso, una tensión y una sobriedad... magistrales, con algunos conocidos momentos excepcionales.
Yanpol64
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