Vi esta película cuando era un goremaníaco del ala dura, y gracias a ella dejé el cine gore por una temporada y me hice más ecléctico en mis gustos. Eso se lo tengo que agradecer.

Por si algún despistado duda si verla o no, explicaré mis impresiones con un poco más de detalle.

Hasta un poco más de la mitad del metraje esto es básicamente una película porno. Porno normal, pero de las malillas. Como pasado el ecuador del filme hacen un receso y como se ve que están aburridos de la porno (no me extraña, yo también lo estaba) se ponen a ostiar a la actriz (o lo que sea), a torturarla, a mutilarla y a someterla a todas las aberraciones y atrocidades que se le puedan ocurrir a uno, y alguna más que no se te ocurriría de regalo. Todo ello mostrado con todo lujo de detalles y estilo pseudodocumental para que no te pierdas nada de las barrabasadas que perpetran sin inmutarse, como el que se hace un bocata de sardinas o aprieta un tornillo en una fábrica. Los efectos especiales, eso hay que admitirlo, son excelentes y el sangriento cuadro queda bastante creíble. Claro, que con lo que se ahorraron en guión, ambientación y demás zarandajas ya les llegaría para los efectos.

Cuando terminó, me quedé pensando en lo que acababa de contemplar. Divertirme no me había divertido. Miedo tampoco había pasado. Historia no había, ni buena ni mala. Tampoco me había horrorizado en exceso porque sabía perfectamente que (por suerte) todo era falso. Así que sí, la película es muy salvaje y muy extrema, pero...¿para qué?

Casi me da la risa usar el spoiler para comentar el final de esta película, pero allá vamos.