Media votos
6.1
Votos
872
Críticas
8
Listas
2
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de miguelnavas:
4
5.9
613
16 de enero de 2016
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué sentido tiene hacer una película basada en un manga que ya has adaptado al anime? La respuesta lógica sería profundizar en algunos aspectos que por distintos motivos el manga no ha podido presentar. Así, la primera película de Pokemon, servía para presentar a Mewtwo, un pokemon que difícilmente podría entrar en el anime, pero que sí aparece en el videojuego; del mismo modo, One Piece 3D2Y, explicaba qué había pasado durante los dos años del timeskip del manga de Eiichiro Oda.
Esa ha sido siempre mi motivación para ver películas basadas en el manga, encontrar algo extra, algo que sirviese para completar la historia original, es por eso que decidí ver The Last: Naruto the movie (Tsuneo Kobayashi, 2014), una película estrenada después de que Masashi Kishimoto acabase su obra.
Esta película da comienzo al proyecto El inicio de una nueva era, una serie de películas con las que conmemorar el 15º aniversario de la franquicia, así como su final. Además, es la primera adaptación canónica al cine, ya que el propio Kishimoto siguió muy de cerca su desarrollo, participando en el diseño de personajes y la elaboración de la historia. Junto a esta, el proyecto incluye una obra de teatro, una exposición, algunos ‘databook’ y una segunda película, en la que el hijo de Naruto es el protagonista, en un intento de dar continuidad a la saga ninja y abrir las puertas a una nueva franquicia.Era lógico pensar que The Last serviría como epílogo a las aventuras de Naruto y daría comienzo a las de su hijo.
Nada más lejos de la realidad. La película comienza dos años después de la Cuarta Guerra Shinobi, como una especie de timeskip, donde vemos a todos los personajes con un matiz más adulto, lejos de las características adolescentes, incluso pueriles, que presentaban en el manga.
Esa ha sido siempre mi motivación para ver películas basadas en el manga, encontrar algo extra, algo que sirviese para completar la historia original, es por eso que decidí ver The Last: Naruto the movie (Tsuneo Kobayashi, 2014), una película estrenada después de que Masashi Kishimoto acabase su obra.
Esta película da comienzo al proyecto El inicio de una nueva era, una serie de películas con las que conmemorar el 15º aniversario de la franquicia, así como su final. Además, es la primera adaptación canónica al cine, ya que el propio Kishimoto siguió muy de cerca su desarrollo, participando en el diseño de personajes y la elaboración de la historia. Junto a esta, el proyecto incluye una obra de teatro, una exposición, algunos ‘databook’ y una segunda película, en la que el hijo de Naruto es el protagonista, en un intento de dar continuidad a la saga ninja y abrir las puertas a una nueva franquicia.Era lógico pensar que The Last serviría como epílogo a las aventuras de Naruto y daría comienzo a las de su hijo.
Nada más lejos de la realidad. La película comienza dos años después de la Cuarta Guerra Shinobi, como una especie de timeskip, donde vemos a todos los personajes con un matiz más adulto, lejos de las características adolescentes, incluso pueriles, que presentaban en el manga.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
No es una mala idea para comenzar una película, o una nueva era. El fin de la guerra, con una visión casi utópica de las personas y la sociedad, no podía dar pie a más acción, iría en contra de la máxima impuesta por Kashimoto y al mismo tiempo generaría cansancio entre los fans. Era preferible dar un descanso, obviar lo que había sucedido después y trasladarnos a un tiempo futuro con una nueva amenaza.
La idea es buena, pero no se supo llevar a la práctica. Quien escribe, y supongo que muchos de los seguidores de la franquicia, esperaban ver en esta nueva película, lo que nunca se llegó a ver en el manga: Naruto convertido en el séptimo Hokage.
Es un insulto a los fans no mostrar a Naruto cumpliendo su sueño. Es cierto que se da por hecho que lo será, los acontecimientos finales del manga apuntaban a esta dirección, pero falta algo si no se muestra. The Last pierde la oportunidad de resarcir a los seguidores, pues prefiere centrarse en la relación entre Naruto e Hinata. Y es aquí donde surge el segundo gran fallo de la película.
Tras acabar la guerra, Hamura Ōtsutsuki decide raptar a Hinata para poner en marcha, gracias a su byakugan, el último deseo del hermano del Sabio de los seis caminos. Dejando de lado la poca originalidad que supone respecto al manga el hecho de volver de nuevo a los ancestros de los shinobis como antagonistas, la trama de la película está mas cerca de una historia de amor, un culebrón a veces, que de una shonen.
Todos conocen el amor que Hinata profesa hacia el protagonista, pero en ningún momento se muestra que sea un amor correspondido. Partiendo de esto, toda la película cae en un sinsentido garrafal, en el que parece sentirse a gusto. Kishimoto parece contento en mostrarnos una relación que contradice claramente todo lo que ha dibujado en el manga, incluso llega a buscar excusas bastante flojas con las que justificar que, de pronto, Naruto se enamore incondicionalmente de un personaje que ha sido casi secundario en la obra y cuya relevancia hasta ahora había sido ser ‘la enamorada de Naruto’.
The Last debería ser el punto final a una franquicia que se ha vuelto mundialmente famosa, que ha conquistado legiones de seguidores allá donde ha ido. Pero su autor, prefiere tirar todo esto por la borda y ofrecer un producto claramente comercial, dedicado a un sector muy minoritario de fans, esos que pierden su tiempo elucubrando sobre qué personaje se casará con quién, algo a todas luces secundario en un manga de acción.
The Last pierde la oportunidad de despedir dignamente a Naruto y hace crecer las dudas sobre los próximos proyectos vinculados a él.
La idea es buena, pero no se supo llevar a la práctica. Quien escribe, y supongo que muchos de los seguidores de la franquicia, esperaban ver en esta nueva película, lo que nunca se llegó a ver en el manga: Naruto convertido en el séptimo Hokage.
Es un insulto a los fans no mostrar a Naruto cumpliendo su sueño. Es cierto que se da por hecho que lo será, los acontecimientos finales del manga apuntaban a esta dirección, pero falta algo si no se muestra. The Last pierde la oportunidad de resarcir a los seguidores, pues prefiere centrarse en la relación entre Naruto e Hinata. Y es aquí donde surge el segundo gran fallo de la película.
Tras acabar la guerra, Hamura Ōtsutsuki decide raptar a Hinata para poner en marcha, gracias a su byakugan, el último deseo del hermano del Sabio de los seis caminos. Dejando de lado la poca originalidad que supone respecto al manga el hecho de volver de nuevo a los ancestros de los shinobis como antagonistas, la trama de la película está mas cerca de una historia de amor, un culebrón a veces, que de una shonen.
Todos conocen el amor que Hinata profesa hacia el protagonista, pero en ningún momento se muestra que sea un amor correspondido. Partiendo de esto, toda la película cae en un sinsentido garrafal, en el que parece sentirse a gusto. Kishimoto parece contento en mostrarnos una relación que contradice claramente todo lo que ha dibujado en el manga, incluso llega a buscar excusas bastante flojas con las que justificar que, de pronto, Naruto se enamore incondicionalmente de un personaje que ha sido casi secundario en la obra y cuya relevancia hasta ahora había sido ser ‘la enamorada de Naruto’.
The Last debería ser el punto final a una franquicia que se ha vuelto mundialmente famosa, que ha conquistado legiones de seguidores allá donde ha ido. Pero su autor, prefiere tirar todo esto por la borda y ofrecer un producto claramente comercial, dedicado a un sector muy minoritario de fans, esos que pierden su tiempo elucubrando sobre qué personaje se casará con quién, algo a todas luces secundario en un manga de acción.
The Last pierde la oportunidad de despedir dignamente a Naruto y hace crecer las dudas sobre los próximos proyectos vinculados a él.