Antes de valorarla y, todavía más, escribir esta crítica, no hacía más que pensar en qué criterios seguir para darle cierta puntuación. Que si filmación, originalidad, complejidad argumental, profunidad de trama, actuaciones soberbias... Al final me decidí por lo único importante: el sentimiento que te deja al verla. Y este sentimiento, en mí y en el de mi mujer, fue de un amor enorme. No hay en este film atisbo de maniqueísmo, tan sólo hay amor; el amor de un hombre a una mujer, el amor de un padre a sus hijas, el de dos padres a su hijo, el de dos hermanas y el de una mujer a un hombre. No hay lagrimones ni carcajadas, sólo emoción y sonrisas, único hilo continuo de la película.
Una bella película donde, tal como apunta la compañera de arriba, el cine demuestra por enésima vez que el objetivo del cine -sentir, hacer vivir- puede alcanzarse tanto por extrema sencillez como por caminos intrincados. Un punto a su favor es que te adentra con naturalidad en el mundo de los sordomudos, donde la directora te hace partícipe sin que te des cuenta de ello. Por eso la he puntuado con un excelente. Porque no necesito más al ver una película, sólo necesito esto... pero es demasiado complicado. Por ser la primera deaf movie que veo, porque no hay película en que sus actores me hayan resultado tan carismáticos y con tanta química entre ellos.
La recomiendo de todo corazón.