Hay que aplaudir a los realizadores capaces de reinventarse, de cambiar sus propias reglas y abrir nuevas vías de narración y exploración audiovisual. Tetsuya Nakashima lo ha hecho más de una vez, madurando con el tiempo pero permitiéndose pequeños juguetes que rompían con todo lo anterior. Los que le conocieron con "Confessions" no encontrarían otra película igual en su filmografía y lo mismo sucede con los que lo hicieron con "Paco and the Magical Picture Book" o "Conociendo a Matsuko; y esto no cambia con su nuevo largometraje, "The World of Kanako", que sucede además que es una película extraordinaria que nos hace olvidarnos de todo lo que ha hecho porque supone un salto sin red en relación a su obra previa. Manteniendo algunos rasgos estilísticos (uso de la música, un sentido idóneo del melodrama), la ruptura viene por el tratamiento de la imagen, su montaje esquizofrénico y la forma en que desarrolla la narración, fragmentada y salvaje.

En "The World of Kanako" partimos de la desaparición de una joven, la propia Kanako, y la búsqueda que realiza su padre para dar con ella. Con esta premisa de telefilm de fin de semana Nakashima es capaz de revolucionar el thriller convencional apostando por una imagen granulada, que remite al noir de los 70, pero además incluyendo todo tipo de locuras contemporáneas como el montaje frenético que alguno calificaría como "videoclipero" pero que en buenas manos -como estas, o como las de Harmony Korine en "Spring Breakers"- puede dar muchísimo de sí. Si el punto de partida es sencillo el desarrollo es apoteósico: llevando al límite cada situación, nos metemos en un terreno explorado por autores como Sion Sono o Sabu en el imaginario reciente japonés, con la dosis justa del salvajismo de Takashi Miike pero potenciando la poesía de la sangre ("Audition") y no de forma arbitraria.

Placer visual al margen, y puedo asegurar que lo hay, con algunos planos extraordinarios y un tratamiento de la imagen espectacular, "The World of Kanako" tiene además dos factores decisivos que terminan por posicionarla como una película necesaria, en su furiosa representación de esa sociedad japonesa podrida y casi esperpéntica, algo que lleva explorando en toda su obra pero que aquí es llevada a sus últimas consecuencias. Liderada por un extraordinario Kôji Yakusho al frente del reparto (en un papel que nada tiene que envidiarle al de Choi Min-sik en "Old Boy", por cierto), estamos ante un film verdaderamente mayor, de un autor que ya merece ser reconocido como uno de los verdaderos artistas de la nueva generación de realizadores japoneses. No es cine para todo el mundo "The World of Kanako", pero si entráis, váis a encontraros algo cercano a un billete directo hacia el Edén más enfermizo y desolador. Podría haberla dirigido el Kinji Fukasaku de los 70, sin ningún problema.