Muchos pusimos el grito en el cielo tras ver la caída de Shyamalan en el "mainstream". No por el hecho en sí (no son pocos los grandes directores que han cedido a la tentación del dólar) sino por la bajísima calidad de su "The Last Airbender". Con "Real" y Kiyoshi Kurosawa pasa algo parecido, pues el realizador de propuestas bastante personales como "Cure", "Kairo" o "Tokyo Sonata" adapta ahora una novela juvenil para -imagino- sacarse un dinero y poder continuar con su cine. Es la única forma de la que puedo concebir la existencia de esta lamentable película que no empieza mal pero evoluciona de forma pobrísima, hasta llegar a una última media hora que, por cojones, ha tenido que ser una imposición de los productores. Por romper el ritmo, por meter giros estúpidos en el guión, porque de lo intimista se pasa a la gran escala. Porque es un puto desastre, imposible de aceptar en el canon cualitativo de su realizador.

"Real" narra la historia de una mujer que se encuentra en coma, en un contexto futurista en el que existe una tecnología que permite a la gente introducirse en la mente de estos enfermos para intentar hacerles despertar. Su novio, Koichi, será el encargado de tratar de lograrlo. Traumas infantiles, momentos íntimos, se dan cita en un cóctel de recuerdos que parecen ajenos y luego parecen propios. En partes del inicio podemos intuir la mano de su realizador, sobre todo en la forma en que aborda los encuentros entre los protagonistas, ciertos movimientos de cámara que recorren los espacios generando una tensión... pero son los que menos. En otros, se cae de lleno en la estupidez, convirtiéndose "Real" en una trasnochada comedia involuntaria con la que -lo admito- llegué a llorar de la risa. Una película demencial que, espero, no sea más que una excusa de Kurosawa para sacarse un dinero y poder seguir haciendo su cine de siempre. De ser así, quedará como un alto en el camino y no me veré obligado a recordarla en adelante.