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Voto de Caith_Sith:
6
Fantástico. Drama. Comedia A un actor muy inseguro (Paul Giamatti) su papel en la obra teatral "El tío Vania" de Chejov, le produce una enorme ansiedad. Cuando, en un estado de bloqueo total, lee un artículo del New Yorker en el que una empresa de alta tecnología ofrece aliviar los sufrimientos por medio de la congelación del alma, Paul decide someterse a la prueba. (FILMAFFINITY)
25 de enero de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Giamatti es un actor de teatro que se encuentra frustrado. No funciona con su mujer en la cama, su obra es un desastre y no es capaz de mentalizarse para sacarla adelante. Acumula estrés y necesita una solución, cuanto antes y de la forma que sea. Cuando recibe una llamada de su agente y le indica que se ponga en contacto con un extraño negocio donde se depositan almas, Giamatti -que se interpreta a si mismo- se lo toma a coña. Pero la curiosidad mató al gato: acaba llamando, va allí, se informa... y su vida cambia. Suele ocurrir que en el cine independiente una idea brillante (Ink) se quede a medias, en tierra de nadie, por culpa de la incapacidad de un realizador para llevarla a buen puerto y conseguir que esa semilla se convierta en un gran árbol. Sophie Barthes, una directora ucraniana, consigue con Cold Souls crear una obra suficientemente sólida como para no lamentar que simplemente sea "interesante", pues pensándolo bien, podría haberse convertido en una mierda (964 Pinocchio).

Afortunadamente para los amantes de las rarezas, Giamatti es una apuesta segura y funciona como un reloj, entregando una interpretación en la que pueden identificarse tics que serían fácilmente atribuibles a su verdadera forma de ser, consiguiendo desde el minuto uno que nos identifiquemos con sus problemas y que nos riamos de sus desgracias. Haciéndonos cómplices de su situación, lo que sucede durante los primeros 15 minutos es algo digno de mención, comedia y drama se funden en un todo y hacen de "Cold Souls" una de las mejores películas del año. Lo que viene a continuación no se mantiene a la altura... y baja. Demasiado. Pese a todo sabe conservar su mordacidad, no omitiendo nunca cierto mensaje, si bien tampoco lo desarrolla a modo de moraleja Disney. Prefiere contarlo como lo haría Charlie Kauffman: de forma inteligente y retorciéndolo un poco, para forzar al espectador a posicionarse o, por decirlo sin darle muchas vueltas, haciéndole cómplice de lo que ve en pantalla.

No es la única similitud con la obra de Kauffman, de hecho podría definirse Cold Souls como un vástago de "Eternal Sunshine of the Splottess Mind" y "Cómo ser John Malkovich", uno cuyos genes no han asimilado todas las virtudes de sus "padres", pero que mantiene los suficientes valores como para no resultar ni insultante ni demasiado intelectualoide. Honestidad, buenas formas y un Giamatti gigantesco son los ingredientes que forman este plato de almas congeladas o, más bien, cándidas, un film pequeñito que podría alcanzar cierta categoría de llegar a los espectadores apropiados y, ante todo, una declaración de principios por parte de su realizadora, Sophie Barthes: si sigue así, llegará lejos.
Caith_Sith
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