Estupendo documental que amplía el disfrute de los que hemos gozado esta película en numerosas ocasiones. Lo que más me sorprende de lo contado es la descripción de cómo se construyó el puente, con los propios troncos de alrededor, para luego volarlo. Seguramente, esa acción era más que presupuesto del 99% de todas las películas que se habían realizado hasta la fecha. Debió ser una auténtica locura. Ni siquiera hoy se opta por esas soluciones, más propias de locos como Gaudí, a quién comparo con David Lean.

Por otra parte, es atractiva la historia de la famosísima melodía de silbidos, que es, junto a las de Morricone en su trilogía del dólar, de las más famosas de la historia del cine.

Nunca había oído hablar de esa variedad de murciélago en Sri Lanka, en una de las escenas que impresiona en la película, y que añade su aire épico a todo ello.