Al regreso de sus vacaciones en un campamento de verano, Phil (Louis Hofmann) se encuentra con un panorama desolador: una fuerte tormenta ha destrozado todo a su paso y, con ello, la relación existente entre su hermana Dianne (Ada Philine Stappenbeck) y su madre Glass (Sabine Timoteo).

Siguiendo un orden temporal no cronológico, la historia se va completando a través de saltos en el tiempo que retroceden a la infancia del protagonista y aportan datos sobre la familia conformada por Phil, Dianne y Glass. Pronto se desvelará el carácter especial de esta unidad familiar que, compuesta únicamente por tres personas, será objeto de comentarios por parte de los habitantes del pueblo.

Las convenciones sociales entran en juego demostrando que, aún hoy día, a la sociedad le incomoda ver una familia donde no existe figura paterna. ¿Qué será de los hijos si su madre está constantemente buscando pareja y nunca encuentra la definitiva? Una mujer soltera con hijos supone una reputación que hay que saber sobrellevar y que, sin duda, Glass acepta orgullosa. En este sentido, adquiere relevancia el tratamiento de la homosexualidad, donde el propio Phil bromea sobre los clichés que suelen atribuirse a personas que se sienten atraídos por su mismo sexo, y la naturalidad con que es representada. Además, en el filme de Jakob M. Erwa tienen cabida todo tipo de orientaciones sexuales: homosexualidad, lesbianismo y bisexualidad.
En cuanto a la estética, destaca una fotografía muy cuidada que conduce a momentos inolvidables y que remiten al estilo propio del videoclip, donde cobra protagonismo la música, la cámara lenta, los planos detalle, las imágenes teñidas de color y los fotogramas de carácter metafórico que permiten exaltar los sentimientos del protagonista. Al mismo tiempo, es interesante las referencias a la cultura popular (Star Wars, Mujeres desesperadas) que añaden un tono cómico al relato.

El encuentro de Phil con Nichola (Jannik Schümann), un nuevo compañero de clase, tambaleará la relación con su mejor amiga (Svenja Jung), que pronto se convertirá en una más, siendo la tercera componente del grupo. Para el dulce e inocente Phil, magníficamente interpretado por Hofmann, la vida se divide en dos: fuera de Visible, su hogar, donde todo es felicidad y positivismo; y dentro de Visible, donde el distanciamiento de Dianne y Glass determinará las relaciones entre todos los miembros de la familia.

A pesar de la relevancia del romance que surge entre Phil y Nichola, El centro de mi mundo es una película sobre el valor de la familia y la necesidad de las personas por encontrar su origen y, con ello, a sí mismas. Phil está en una búsqueda constante de sus orígenes localizados en América, que representa, una vez más, la tierra de las oportunidades donde los sueños se hacen realidad.

El filme de Jakob M. Erwa invita a buscar el centro de nuestro propio mundo, aquello que nos mantiene vivos y no borra la sonrisa de nuestro rostro. En definitiva, se trata de un homenaje a la familia que, a pesar de las adversidades, logra mantenerse unida.

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