No, no ha sentado nada bien al régimen de Maduro, el delfín de Chávez, esta serie. Vistos sus primeros capítulos, no es para menos, pues no sale muy bien parado de ella. Yo, con mis conocimientos lejanos sobre no voy a entrar si lo que cuenta está ficcionado o no, pero la misma serie advierte en sus comienzos que no todo lo que cuenta es real, ni son reales todos los personajes que aparecen. Normal, teniendo en cuenta que mediante el recurso del flash backs, se remonta a su infancia. Un Chávez niño que nos presentan ya obsesionado con la figura de Simón Bolívar.

El piloto arranca 20 horas antes del 3 de febrero de 1992, el día del Golpe de Estado del teniente coronel Chávez y no es muy generosa con su figura, representado como una marioneta de otros instigadores del golpe, superiores militares y poderes económicos que lo manipulan y dejaron en la estacada tras su fracaso. También nos dejan ver a un Chávez sacrificando a sus soldados sin participar él en la acción.

Lo mejor es la actuación de Andrés Parra, que ya dio vida al narco Pablo Escobar, que se mete en la piel de otro personaje controvertido de la historia reciente de Latinoamérica.
Lo peor está en el reducido presupuesto.