¿Qué tiene de especial y de diferente esta película de zombies de las docenas que salen al año? La respuesta es clara. La novedad de ver cómo sucedería el apocalipsis en un país tan ordenado y educado como es Japón, y como culturalmente la sociedad lo afrontaría. Por eso nada más representativo que elegir de héroe improvisado a un friki, a un panoli, a un fracasado que es... tachán!! dibujante de Manga. Esto es Japón aquí no hay un arma en cada casa como en EEUU, y eso lo dejan claro cuando el funcionario dice que la policía no dispara a la multitud sin orden de sus superiores, o cuando el protagonista no saca el rifle en público por no infringir la ley. ¡Todo eso en medio del caos y con hordas de zombies apoderándose de las calles.

I am a hero debe mucho a las películas de zombies inglesas. Unos infectados que se transforman en cuestión de segundos, que se mueven muy deprisa, y en este caso, que hablan incoherencias cuando se acaban de transformar. Muy buenos e impactantes los efectos especiales.

Lo peor de la película es que muchos espectadores considerarán excesivo, el inesperado giro hacia el surrealismo que sufre conforme avanza. Aunque conserva el humor, a mí me ha gustado más su primera hora que su segunda parte. Lo del atleta de la cabeza machacada, la inteligencia y los superpoderes que parecen desarrollar... Pensaba darle un siete. Se queda en un seis.