22 de diciembre de 2011
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acertado filme cuyo argumento gira en torno a la corrupción, analizando la profundidad con la que esta afecta a la política, la sociedad y las actitudes individuales. En el mundo que aquí se describe, lleno de equívocos, medias verdades, intereses y ambiciones, parece no quedar espacio para la ética o la honradez, ya que incluso los personajes que podríamos asociar a tales valores son retratados desde la ambigüedad y la sospecha.
La muerte de un diputado, poseedor de documentos muy comprometedores para otros colegas y también para los poderes que los dirigen y manipulan, desata una carrera entre varios personajes influyentes y corruptos, carrera trufada de muertes, en la que Marechal, el protagonista, se verá envuelto por razones de amistad. A medida que se desarrollan los acontecimientos percibimos que todo su entorno está interesado en hacerse con los citados documentos y en conocer el "precio" de Marechal, quien sin embargo tiene otras motivaciones, bastante alejadas de las que le suponen los demás. Aunque en algunos tramos la película tiende a la peripecia o a subrayar demasiado la dudosa moral de los personajes, lo cierto es que posee una apreciable lógica en su desarrollo, que culmina en varias secuencias, como la conversación que mantienen Marechal y Tomsky (muy reveladora acerca de la concepción del mundo, el poder y la sociedad que tienen las clases dirigentes), o la del final.
Correctamente dirigida por Lautner, con una apreciable fotografía de Henri Decae, una hermosa banda sonora en la que destaca el melancólico y triste Saxofón de Stan Getz, y sobre todo un complejo y rico guión a cargo de Michel Audiard, la película se ambienta primordialmente en el París moderno de La Defénse, con sus altos, fríos e impersonales edificios de oficinas, que simbolizan esa nueva manera de entender el poder y los negocios, concebidos desde una óptica corrupta y globalizada (hay algunas alusiones corrosivas sobre el mercado común europeo). Con un extenso reparto, debe destacarse la interpretación breve, pero siempre inquietante y ambigüa, de Kinski, que por otra parte tiene el mejor diálogo de la cinta. Los demás actores están correctos, y Ornella Muti guapísima. Acaba en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final es otro momento muy brillante, cuando Marechal, mirando los tejados de París a través de un gran ventanal, resume en unas pocas frases su escepticismo acerca del futuro, y su convicción de que todo seguirá igual, ante la indiferencia de la gente ("Dormid, parisinos. Todo está tranquilo"). Me temo que seguimos durmiendo.
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