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Voto de Quatermain80:
7
Drama En Nueva York, a finales del siglo XIX, en la zona de Park Row nace el periodismo independiente cuyo objetivo es enfrentarse al periodismo condicionado por los intereses económicos. La lucha por la libertad de expresión le sirve a Fuller de pretexto para volver a tratar uno de los mitos de la fundación de los Estados Unidos. (FILMAFFINITY)
30 de diciembre de 2014
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apasionado e idealista alegato a favor de la prensa libre e independiente, esta película fue uno de los mayores fracasos comerciales de Fuller, quien no sólo la escribió y realizó –cosa habitual en su filmografía- sino que también la produjo.

Fuller siempre se ha caracterizado por la originalidad con la que se aproxima a los temas y argumentos de sus películas, incluso cuando estas se inscriben en los parámetros característicos de los géneros cinematográficos; así, sus filmes del oeste, al igual que los policiacos o bélicos presentan particularidades, ya sea en el tratamiento argumental o en la realización, que revelan la original personalidad del director.

En el presente caso Fuller aborda un tema muy sentido por él, ya que en su juventud fue reportero, circunstancia que inmediatamente se plasma en su conocimiento del medio y en el amor que siente por la profesión, cuando esta es ejercida desde la honestidad. Retrotrayéndose al pasado, a los años ochenta del siglo XIX, momento en el que comienza a desarrollarse el periodismo de masas, aborda la historia de la creación de un nuevo diario, “The Globe”, que rivaliza con el estatus reinante en Park Row, representado por el diario “The Star”. Esta contraposición se revela en el carácter idealista y emprendedor de quienes fundan el nuevo diario, empezando por su editor, que contrasta con la imagen que se nos ofrece del “Star”, que encarna el establishment, esto es, la concepción del periodismo como un negocio al servicio de los grandes poderes e intereses, siendo su propietaria reflejo de esta concepción. Mientras que el primero, Mitchell, dirige el diario con criterios periodísticos, la segunda, Hackett, lo hace siguiendo pautas empresariales, incluso cuando desata una auténtica guerra contra su advenedizo competidor.

La película cuenta con un buen guión, que en todo momento enfatiza eficazmente los dos modelos periodísticos y editoriales referidos, y que de paso hace una loa a los profesionales, a los auténticos periodistas y reporteros, que con su trabajo entusiasta e independiente son retratados como la más sólida base del periodismo. Por el contrario, algunas de las soluciones argumentales no parecen tan acertadas, pues la relación entre Mitchell y Hackett, aunque propicia buenos diálogos, resulta un tanto inverosímil, y la desaparición de un importante personaje, parece poco explicada. Por lo que respecta a los diálogos cabe decir que son muy brillantes, especialmente en el primer tramo de la película, rebosando humor e ironía, y que además permiten que el espectador conozca bien las motivaciones de los personajes principales, en general bien interpretados, aunque yo prefiera en este caso la labor de los secundarios a la de los protagonistas.

Algunos de los principales rasgos de originalidad del filme se encuentran en su realización; a destacar esos prolongados y magistrales planos secuencia ambientados en la barra del bar, que sirven para presentar a todos los personajes, y también los travellings filmados con grúa a lo largo de Park Row, llenos de dinamismo y con una perfecta puesta en escena.

Obra personalísima de su autor, merece la pena dedicarle atención en espera de que su idealismo, por ingenuo que pueda parecer, nos recuerde el importante papel de la prensa y de los periodistas, especialmente en estos días en los que las noticias parecen subordinarse o ser meros pies de página de los anuncios publicitarios.
Quatermain80
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