No alcanzo a entender el escaso reconocimiento de este filme de Hathaway, en mi opinión bastante interesante, y sin duda superior a otras obras suyas más conocidas pero también más convencionales.

De entrada, la concepción del protagonista es mucho más rica de lo habitual en este director, tratándose de un joven injustamente acusado de matar al hijo de un poderoso ranchero, que lo perseguirá incansablemente. En su huída el joven se verá obligado a matar, acto contrario a sus convicciones morales, de raíz cristiana, como se subraya claramente en un momento de la película. Al acoso al que es sometido por parte de Hunter Boyd, personaje que encarna el concepto de la violencia de Hathaway (intrínsecamente humana, inexorable y fatal), se añade el conflicto moral antes señalado, ya que el protagonista, acorralado por las circunstancias, se ve empujado -también de manera fatal e inevitable- a la violencia. Es este dilema el núcleo argumental del filme, resultando muy bien desarrollado por un inteligente guión, que contrapone las constantes dudas del joven con las opiniones mucho más prácticas y expeditivas de otros personajes con los que se encuentra (todos abundan en la inevitabilidad de la violencia).

En cuanto a la realización, destacar lo cómodo que se siente Hathaway en estos Westerns, verdadero "terreno conocido" para él, plasmándose todo ello en dinamismo narrativo y en dominio del espacio. En Hathaway el marco geográfico no suele poseer el halo evocador y poético que otros directores como Ford o Vidor buscan (quizá una de las pocas excepciones sea "El camino del pino solitario"), pero sí es fundamental a la hora de sugerir inquietud o tensión, un poco al estilo de Mann o de ciertas películas de Walsh. Ejemplo de ello son secuencias como la inicial, con el héroe refugiado bajo un solitario árbol, mientras sus perseguidores empujan una estampida de caballos contra él; también es buena muestra el duelo que sostiene contra otro de sus enemigos, en un paraje rocoso que finalmente se convertirá en su aliado. A propósito de la violencia señalar lo explícita que resulta en este director, como ejemplifica el tiroteo inmisericorde sobre Amos Bradley, o el enfrentamiento final, cuando el hijo de Boyd se prende fuego, logrando el director un efecto impresionante, pues la secuencia es nocturna.

Con una buena labor de los secundarios, especialmente de Chill Wills y Armstrong, y unas estupendas localizaciones que a pesar del título de la película son todas ellas californianas, se redondea este estupendo filme, cuya calidad merece ser reivindicada.