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Voto de Canelita:
3
6.1
8,994
Drama
Bobby Walker (Ben Affleck) tiene un buen trabajo, una familia estupenda y un espectacular porsche en el garaje. Cuando, de manera inesperada, su empresa decide reducir la plantilla, él y muchos compañeros se quedan en el paro. Sus superiores (Chris Cooper y Tommy Lee Jones) poco pueden hacer para ayudarle, porque tampoco ellos tienen asegurado su puesto en la empresa. Bobby tendrá entonces que replantearse su vida y su papel como marido y padre. (FILMAFFINITY) [+]
16 de enero de 2011
171 de 241 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esta es la crítica que hace Hollywood a la actual crisis económica, apaga y vámonos.
Primero: ¿quién coño se puede identificar con alguno de los super ejecutivos que presenta la película? ¿Tal vez Emilio Botín? Yo no, desde luego, que vivo en una realidad más mundana e ignoro cómo se pueden ganar millones con una simple llamada de teléfono. Los 'curritos' de la película viven en masiones de varias plantas, conducen coches de lujo, juegan a golf y se tiran a rubias de impresión en los ratos libres. Vamos, lo que se dice una existencia cotidiana. Los millones de parados que vean la película se van a ver reflejados en ella desde el principio, yo mismo me gasto cada día quinientos dólares en el almuerzo, como Tommy Lee Jones.
Segundo. ¿Cómo es posible que unos tíos que ganan tanta pasta -el protagonista de la película, 160.000 dólares anuales- se vean en la misería más absoluta a los pocos meses de perder su empleo? ¿Es que no tienen ahorros? Bobby (Ben Affleck) acaba trasladándose con su familia a casa de sus padres. A mí, sinceramente, esto me parece de risa. Puro cachondeo es la escena en la que vende el Porsche para poder hacer frente a los pagos: nos ponen una música melosa para ablandarnos el corazón y nos enfocan al bueno de Ben mirando en la distancia la venta (como él se siente muy compungido y sin fuerzas la tiene que realizar su esposa). ¡Mi Porsche, ay mi Porsche! No veía una escena tan conmovedora en la gran pantalla desde el monólogo final de Rambo en 'Acorralado'. Otra muestra más de cómo afrontan los ricos los tiempos de incertidumbre económica: aquella escena en la que el protagonista manda a su hijo al carajo porque lo inoportuna con una tontería en un momento en que él está ocupado. 'Vete a jugar a la Xbox', y el muchacho se va a su cuarto apesadumbrado. Entonces aparece la madre para regañar al padre: 'Ya no tiene la Xbox, la ha vendido para ayudarte'. Joder, a ratos crees estar viendo un capítulo de 'Ana y los siete'.
Tercero. Lo que realmente me parece inmoral es que la película no cuestiona en ningún momento el sistema económico que ha generado la crisis. No me esperaba un análisis marxista sobre el capital, pero, demonios, tampoco una crítica tan tibia. La cinta de John wells (¿alguien conocía a este tipo?) entiende estas crisis como algo inevitable, y presenta como única solución la resignación. Hay que joderse, es lo que hay, dirían en mi trabajo, y el que quiera superar el contratiempo que trabaje más y con más ganas. Despedir a miles de trabajadores para salvar la empresa es muy injusto, pero nuestra economía funciona así. El mundo de los negocios tiene su propia lógica. Y digo yo, si tan canalla es nuestro sistema, si tantos atropellos comete con las personas, ¿no habría que cambiar alguna cosa? Está claro que Hollywood no está por la labor de profundizar en el tema.
Continúo en 'spoiler' por falta de espacio.
Primero: ¿quién coño se puede identificar con alguno de los super ejecutivos que presenta la película? ¿Tal vez Emilio Botín? Yo no, desde luego, que vivo en una realidad más mundana e ignoro cómo se pueden ganar millones con una simple llamada de teléfono. Los 'curritos' de la película viven en masiones de varias plantas, conducen coches de lujo, juegan a golf y se tiran a rubias de impresión en los ratos libres. Vamos, lo que se dice una existencia cotidiana. Los millones de parados que vean la película se van a ver reflejados en ella desde el principio, yo mismo me gasto cada día quinientos dólares en el almuerzo, como Tommy Lee Jones.
Segundo. ¿Cómo es posible que unos tíos que ganan tanta pasta -el protagonista de la película, 160.000 dólares anuales- se vean en la misería más absoluta a los pocos meses de perder su empleo? ¿Es que no tienen ahorros? Bobby (Ben Affleck) acaba trasladándose con su familia a casa de sus padres. A mí, sinceramente, esto me parece de risa. Puro cachondeo es la escena en la que vende el Porsche para poder hacer frente a los pagos: nos ponen una música melosa para ablandarnos el corazón y nos enfocan al bueno de Ben mirando en la distancia la venta (como él se siente muy compungido y sin fuerzas la tiene que realizar su esposa). ¡Mi Porsche, ay mi Porsche! No veía una escena tan conmovedora en la gran pantalla desde el monólogo final de Rambo en 'Acorralado'. Otra muestra más de cómo afrontan los ricos los tiempos de incertidumbre económica: aquella escena en la que el protagonista manda a su hijo al carajo porque lo inoportuna con una tontería en un momento en que él está ocupado. 'Vete a jugar a la Xbox', y el muchacho se va a su cuarto apesadumbrado. Entonces aparece la madre para regañar al padre: 'Ya no tiene la Xbox, la ha vendido para ayudarte'. Joder, a ratos crees estar viendo un capítulo de 'Ana y los siete'.
Tercero. Lo que realmente me parece inmoral es que la película no cuestiona en ningún momento el sistema económico que ha generado la crisis. No me esperaba un análisis marxista sobre el capital, pero, demonios, tampoco una crítica tan tibia. La cinta de John wells (¿alguien conocía a este tipo?) entiende estas crisis como algo inevitable, y presenta como única solución la resignación. Hay que joderse, es lo que hay, dirían en mi trabajo, y el que quiera superar el contratiempo que trabaje más y con más ganas. Despedir a miles de trabajadores para salvar la empresa es muy injusto, pero nuestra economía funciona así. El mundo de los negocios tiene su propia lógica. Y digo yo, si tan canalla es nuestro sistema, si tantos atropellos comete con las personas, ¿no habría que cambiar alguna cosa? Está claro que Hollywood no está por la labor de profundizar en el tema.
Continúo en 'spoiler' por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Si la película, a pesar de todo, se deja ver, es por una puesta en escena sobria (no estamos ante el típico drama lacrimógeno tipo 'En busca de la felicidad') y unas interpretaciones correctísimas. A Ben Affleck le sienta como un guante el papel de pijo que es expulsado del club de golf por no pagar las cuotas. Y Tommy Lee Jones compone un personaje lleno de matices (si bien acaba resultando antipático por ser presentado como el auténtico héroe de la función: el empresario 'bueno' que cree en un capitalismo menos salvaje y más humano -¿realmente existen?-).
Seamos justos. La película describe muy bien la situación a la que se han visto abocados muchos trabajadores cualificados. Personas con licenciaturas, doctorados y másters en un mercado laboral sin oportunidades. Ingenieros que sólo encuentran trabajo como peón de albañil, jefes de ventas de grandes empresas desperdiciando su talento en tareas que puede realizar cualquiera. Realmente es un drama dedicar tantos años de estudio y preparación para que luego, por circunstancias del mercado, nada de eso sirva para ganarte la vida con dignidad. Esto lo sabemos muy bien los que vivimos aquí en España.
Pero ahí terminan los logros de una cinta que, como digo, nunca profundiza ni hurga en nada. Desde una perspectiva más universal, resulta risible en muchos aspectos. Trabajadores de 'alto standing' en apuros... ¿Realmente se puede comparar su situación con la de los millones de parados que hacen cola en el Inem? Es que ni psicológicamente se puede establecer un paralelismo. Y si nos centramos en cómo está afectando la crisis económica a los obreros de países menos desarrollados, donde no existe ni seguridad social ni nada que se le parezca, entonces sólo podemos ofendernos. 'The Company Men' es un producto de consumo interno, una película para yanquis más bien paletos que ignoran la existencia de un mundo más allá de sus fronteras. Y, con todos mis respetos a los usuarios que han expuesto esas opiniones, aquí se está hablando de ella como una 'radiografía de nuestro tiempo'. Lo que hay que oír.
Seamos justos. La película describe muy bien la situación a la que se han visto abocados muchos trabajadores cualificados. Personas con licenciaturas, doctorados y másters en un mercado laboral sin oportunidades. Ingenieros que sólo encuentran trabajo como peón de albañil, jefes de ventas de grandes empresas desperdiciando su talento en tareas que puede realizar cualquiera. Realmente es un drama dedicar tantos años de estudio y preparación para que luego, por circunstancias del mercado, nada de eso sirva para ganarte la vida con dignidad. Esto lo sabemos muy bien los que vivimos aquí en España.
Pero ahí terminan los logros de una cinta que, como digo, nunca profundiza ni hurga en nada. Desde una perspectiva más universal, resulta risible en muchos aspectos. Trabajadores de 'alto standing' en apuros... ¿Realmente se puede comparar su situación con la de los millones de parados que hacen cola en el Inem? Es que ni psicológicamente se puede establecer un paralelismo. Y si nos centramos en cómo está afectando la crisis económica a los obreros de países menos desarrollados, donde no existe ni seguridad social ni nada que se le parezca, entonces sólo podemos ofendernos. 'The Company Men' es un producto de consumo interno, una película para yanquis más bien paletos que ignoran la existencia de un mundo más allá de sus fronteras. Y, con todos mis respetos a los usuarios que han expuesto esas opiniones, aquí se está hablando de ella como una 'radiografía de nuestro tiempo'. Lo que hay que oír.