Drama político sobre los intersticios del poder, de la riqueza de miras de defender los problemas con los que se enfrenta la gente del día a día, los obreros, los pequeños empresarios, los emprendedores, los jóvenes, y como esas grandes objetivos se van quedando en el camino por obra y gracia de las multinacionales, de las empresas del IBEX, de los lobbies, de los grupos de presión, de la prensa sensacionalista, que consiguen que lo que una vez fue una voz en defensa de los necesitados se convierta en un disco rayado de los de siempre, de los que anteponen el beneficio sobre todas las cosas, los que miran a sus semejantes, a sus vecinos, con la única intención de conseguir su voto para olvidarles hasta las próximas elecciones.

La película se pierde un tanto en los devaneos amorosos de un Nicolas Cage que realiza un más que correcto papel representado a un congresista estadounidense que comienza muy unido a sus electores reivindicando sus problemas tras el chapapote producido en Louisiana por una compañía petrolera inglesa, muy bien acompañado por un reparto de ilustres secundarios destacando Connie Nielsen, Sarah Paulson y un ya avejentado Peter Fonda, aunque el director no llegue a difundir el mensaje lo suficientemente alto, quedándose un film correcto pero anodino.

Aprobado, 5.