“Sólo un beso” podría ser una competente comedia romántica si Ken Loach no metiese la zarpa. Lo que inicialmente parecía o invitaba al tono cómico se desnuda enseñando sus partes íntimas: un dramón romántico sobre la inmigración, la incomunicación y la incomprensión de la sociedad en forma de religión y costumbres familiares.

Como siempre aparece el Loach más adoctrinador, la secuencia del cura por ejemplo.
Pero también se complementa con el Loach más inusual, el sensible y romántico.
Aunque finalmente busque descaradamente el drama social sigue el esquema de la comedia romántica en toda su estructura, contado además con una Eva Birthistle que borda su papel.

Sin embargo me asalta una pregunta: ¿cuál sería el resultado si todo fuese una comedia romántica? Si esos padres poco tolerantes fuesen unos personajes divertidos así como sus acciones. Si ese cura fuese un borracho carismático. Si aparte de lanzar su mensaje nos divirtiésemos constantemente con esta historia de amor por encima de religiones, etnias y contradicciones.

De todos modos, como casi todo el cine de Loach, interesante y de casi siempre gozosa visión.