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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Drama Matt Fowler (Tom Wilkinson), un médico que vive en su Maine natal, está casado con Ruth Fowler (Sissy Spacek), profesora de música coral. Su único hijo, Frank (Nick Stahl), que está pasando las vacaciones de verano en casa y trabaja como pescador de langostas para pagarse sus estudios, mantiene una relación amorosa con una madre separada (Marisa Tomei). (FILMAFFINITY)
5 de enero de 2007
75 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede contar esta misma historia de mil y un maneras. Tantas, que cualquier telefilme de sobremesa puede dar más pistas evidentes, pero hacerlo con tanta sutileza e inteligencia como en el guión de Todd Field pocas.

“En la habitación” habla de la superación de una tragedia antinatural, prima hermana de la también recomendable “La habitación del hijo”. Ambas realizadas el mismo año y a miles de kilómetros de distancia, pero en la película de Field existe además otro interesante y añadido punto de vista más americano: la muerte es tan antinatural (un hijo fallece antes que los padres) como artificiosa (es un homicidio).
En el fondo pertenece a los cimientos de la naturaleza, como esas langostas que no pueden estar en la misma jaula: “Como dice el refrán: dos se llevan bien, tres se quieren matar”. Field así va a tratar a sus personajes como animales en un quirófano, diseccionando sus emociones y sentimientos con un bisturí tan afilado como inteligente: sus diálogos, silencios y acciones.

Sissy Spacek, Tom Wilkinson y Marisa Tomei están simplemente estupendos, aunque ninguno de ellos (incluido el propio Field) contaba con otra tragedia antinatural en forma de aviones controlados por terroristas; un hecho que hizo explotar otros resortes en la gala de los Oscars del 2002, donde la mediocridad aliada con Ron Howard salió victoriosa.

En la terna junto a otros dos filmes de esta década tan aparentemente simples, basados en formulas vistas y trilladas como maduros e inteligentes (“Una historia de violencia” y “Mystic River”).
Pero la gran pregunta que me viene a la cabeza es el porqué lavan todos estos personajes sus pecados en un baño tan cristiano como purificador.
Tal vez porque al final de todo ese viaje de culpabilidades y faltas queda el vacío, el silencio y la difícil decisión de tomarse un café. Aunque claro, así es América.
Maldito Bastardo
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