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España España · Oviedo
Voto de Gould:
5
Comedia La autora de best-sellers Josephine Evans desaparece sin dejar rastro. Su agente, Adam Trent, recurre a los hijos de la escritora para encontrarla. (FILMAFFINITY)
22 de septiembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director americano Jules Dassin fue aprendiendo los secretos del oficio en su primera etapa productiva con media docena de películas de valor menor, como esta intrascendente comedieta de la Metro de argumento un poco memo.

Josephine Evans es una madura escritora de enorme éxito por un libro de memorias de su estancia en París lleno picardías. Poco después conoce a un aburrido profesor de química de universidad puritano, pacato, celoso y anticuado, con el que se casa y que pretende que abandone la escritura, lo que pondrá en marcha las maquinaciones de sus dos hijos mayores, junto con su editor, para evitar dicha circunstancia, mediante una serie de tretas para malmeter al novio y luego marido.

Comedia tontuela, en parte del tipo de las comercializadas para un público de “teen-agers”, esconde una ligerísima e ineficaz critica al esnobismo académico, pero se conforma con ser una sucesión de enredos, malentendidos y desencuentros sin demasiada chispa o interés.

Por el lado de los actores Margaret Astor aporta su indudable clase, Herbert Marshall se ve condenado por un papel bastante idiota, mientras la fantástica Susan Peters, el mayor interés de la película, y una de las más trágicas historias de Hollywood, fallecida a los 31 años, con su descomunal talento aporta la chispa necesaria para que no decaiga nuestro ánimo. Un par de divertidas escenas –la entrevista que hacen los hijos a su madre y su novio como si tuvieran los papeles cambiados, o la borrachera del digno profesor- son elementos insuficientes para elevar el valor de esta agradable, a secas, comedia de circunstancias.

Las mejores películas de Dassin no tardarían en llegar, en especial el milagroso periodo que va de 1947 a 1955, cuando encadenó una serie de extraordinarias obras maestras –desde “Fuerza Bruta” a “Rififí” pasando por “La ciudad desnuda”, “Mercado de ladrones” y ese prodigio llamado “Noche en la ciudad”- al tiempo que pasaba a la lista negra de directores perseguidos por el macarthismo. Las dos últimas de este grupo de perlas las rodó ya fuera de Hollywood, en Londres y París.
Gould
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