Desgraciadamente, esta adaptación producida por Spielberg, sobre la mítica serie de televisión, es recordada por el accidente mortal que sufrió el actor Vic Morrow (padre de la actriz Jennifer Jason Leigh), rodando una escena del segmento dirigido por John Landis. El actor fue decápitado (literalmente) por las aspas de un helicóptero, falleciendo también los dos niños que le acompañaban, al ser aplastados por el aparato. Landis fue llevado a juicio por negligencia, librándose años después de casi todos los cargos.

En lo referente al film, es precisamente el segmento de Landis el primero y resulta interesante, pero no es más que una variada sucesión de escenarios, que tiene al racista personaje interpretado por Morrow como eje central de la historia.

El segundo es el de Spielberg, que cuando mete la pata, la mete hasta el fondo, pues su segmento sobre unos ancianos que vuelven a la niñez, es el peor de los cuatro y el más aburrido.

El tercero le corresponde a Joe Dante y es una curiosa crítica sobre la influencia que ejerce la televisión en los pequeños, por encima de la familia, quizás sea este el más logrado en cuanto a moraleja se refiere.

Pero contra todo pronostico, es el tenso pero divertido segmento de George Miller, cuarto y último, el más recordado (no es para menos), con su ya mítica historia de esa especie de Gremlin con muy malas pulgas en el ala del avión, con la correspondiente locura mental que le produce al pasajero (estupendo Lithgow) que tiene la desgracia de contemplar a tan peculiar polizón y al que nadie cree.

En general resulta una película algo irregular, pero dado su caracter decididamente fantástico, así como su respeto hacia la mítica serie de televisión, vale la pena tenerla presente.

Como curiosidad comentar que el accidente ocurrido en el rodaje, acabó con la gran amistad que hasta entonces tenían John Landis y Steven Spielberg. No se hablan desde entonces.